El club de los incomprendidos, película de adolescentes de instituto basada en la novela Buenos días, princesa, historia por entregas del escritor español Francisco de Paula, conocido como Blue Jeans, protagonizada por un puñado de jóvenes (muchos, todos los que acuden a las sesiones de terapia psicológica del centro escolar, lo que significan que están llenos de problemas) y Aitana Sánchez-Gijón (en una madre divorciada que emprende nueva vida junto a su hija) lo que pone de manifiesto la envergadura que debe tener la crisis que atraviesa la profesión para que actrices, buenas como ella, tengan que aceptar papelones como el que le ha tocado de madre supermoderna y superguay que pone un bar inverosímil en el Madrid viejo, con terraza desde la que naturalmente se ven no solo las constelaciones sino también los tejados de la ciudad y unos desmontes que, evidentemente, pertenecen a cualquier otro distrito.

Todo más que previsible, siguiendo paso por paso los esquemas de éxitos que le han precedido en la novela, el cine o la televisión, como los relatos del italiano Federico Moccia y las películas que se han hecho sobre ellos, o las desventuras de los niños ricos de la serie estadounidense Gossyp Girl. Y probabalemnte más que no conozco.



