España se revuelve una semana más con noticias que no nos son indiferentes. Comienza el cole, y con él, la sombra del ciprés que cada vez es más alargada. Más deudas, más compras, más créditos, más pagos… la compra de libros y material escolar es la de todos los años y comienza también la cuesta de septiembre que sumada a la de enero se hace cada vez más pronunciada. Familias que subsisten con el paro, están en paro, comen de los abuelos y de paso, compran libros de segunda mano y hacen lo posible por ahorrar hasta cuando miran el precio de un cuaderno.
En este año se suman también a las familias los que se acaban de graduar. En mis tiempos se decía licenciar que quedaba más pro. Ahora lo pro, es que están en casa mano sobre mano porque han terminado pero no tienen nada qué hacer. Todo el mundo tiembla cuando vemos cómo las matemáticas no cambian pero los libros sí. La historia, esa terrible asignatura que no nos deja indiferentes con los cambios, es distinta, y tenemos que comprar un libro de otra editorial. Nunca se sabe si Felipe V hizo cosas distintas según lo cuente Santillana o Anaya; tampoco nunca se sabrá quién sale ganando con estos vaivenes. Un uniforme que era gris, se convierte en marrón y de diez euros una falda pasa a costar sesenta y ese niño, que hace poco iba a la escuela, está sentado en el sofá de la casa de sus padres, viendo cómo éstos están en paro, esperando el final del verano.
Ilusiones truncadas en una sociedad que solamente espera el próximo puente para descansar. Todo eso sigue siendo igual, pero lo cierto es que este país, está cambiando lentamente. Con los cambios todo sucede y las personas que se van, darán lugar a nuevos bríos, nuevas propuestas y quizá, alguna vez, a un pais diferente.
Emilio Botín, el hombre que llevó el nombre de Santander a ser un referente mundial en la banca y que llevó a gala haber llevado de la mano a parte del desarrollo español, a la Fórmula 1, a su “Universia” en la universidad, a empresas, y a todo tipo de instituciones, nos deja, mientras el presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, entra en Urgencias. La llamada Marca España hizo que todos los que no nos conocían, nos conocieran por él, por su gestión, por su rotundidad a la hora de tomar grandes decisiones y por su tesón; siempre trabajando por el banco. Un Hispano Americano y un Central que fueron engullidos por el pequeño Santander que se convirtió en uno grande, no, en uno de los grandes. Su hija parece ser que podría sustituirle inmediatamente porque él se va pero el banco no deja de moverse. Las acciones de Banco Santander están bajando en esta mañana en torno al 2 % hasta los 7.60 euros por acción. Eso es la vida; a rey muerto, rey puesto y la bolsa no se va a parar en un día como hoy ni aunque muera el jefe.
Madrid se levanta revuelta y contenta porque la Botella no se va a tomar más cafés ni relajados ni tensos, ni en la plaza mayor ni en viendo a la Diosa Cibeles o al menos, ninguno que la relaje tanto como para tomar decisiones. Una gestión complicada que le vino de la mano de otro que dejó la silla y que era una empresa compleja para una señora de, que fue durante muchos años solamente acompañó a un presidente. Tenía buena intención pero ha sido grande el barco y se siguen cayendo los árboles de su villa y corte así que ponga remedio antes de que enterremos a alguno más. Ya no caen chuzos de punta, ahora caen ramas y no tiene gracia.
Mientras eso sucede, el listillo de Carlos Fabra no entra en la cárcel porque ahí solamente van los malos y él según dice, no lo es tanto y por ello, quiere pedir el indulto. Pobre, si total, solamente ha robado. En un mes en donde los chicos vuelven al cole, los que han salido ni estudian, ni trabajan y dejan a este país con un baremo de inutillidad educacional que da que hablar en Europa. ¿Y Montoro? ¿qué dice el ministro de semejantes datos? ¿qué ha pasado con la educación de este país? En la era en donde el que no habla tres idiomas habla cuatro, el que no tiene dos carreras tienes tres, resulta que estos pobres chicos siguen haciendo hamburguesas, con todo el respeto del mundo, como aquellos que en su día dejaron de estudiar la ESO y encima los llaman Ninis, pero es que el panorama que tienen dista mucho del esfuerzo, de la motivación y del futuro prometedor que les vendieron.
Pedro Sánchez empieza a dejarse ver, primero hablando italiano que suena más cool y ahora en castellano cuando se estrena frente a Rajoy en un debate que levantará de la silla a más de uno. La apisonadora de los derechos laborales y el oasis imaginario de Mariano hace que el hombre bello no deje indiferente a quienes le escuchan porque ahí hay una vía y ésta se llama cambio. No sabemos qué pretende hacer, pero sí sabemos que viene dispuesto a abrir la brecha y esa es la que a diario esperan los españoles. «Podemos» se constituye como lider indiscutible en Twitter tras el fiasco de los huevos del presidente y los jóvenes ociosos le ven como un líder a seguir; o al menos, una persona con la que identificarse. No saben cuál es el programa pero tampoco por dónde pasa el Guadalquivir y total, da igual llegado el caso.
Voy a ver si miro la hora en el Apple Watch. A este paso, nuestra vida se va a “iconvertir” porque a cada rato dependemos de un cacharro nuevo y todos son de la manzana por mucho que digan sus competidores. Hace 40 años que Abba cantaba Waterloo. No sé si hemos mejorado mucho desde entonces; lo cierto es que España está empezando a cambiar porque las fichas se están moviendo lentamente. Felipe VI abre el año judicial al igual que hiciera su padre. Menudo tomate tienen los jueces para variar otro año más. Eso sí que significa el final del verano. Todo lo demás, hasta la cárcel, está por llegar. Que se lo digan a los Pujol. Veremos qué pasa en la Diada. Más de lo mismo, supongo.
Descanse en paz Emilio. Allí que se sepa no hace falta pasta para nada. Al menos, habrá un lugar en el mundo en donde no tengamos que competir, ganar y tener el último modelo y quizá tampoco seamos ninis sine die. Quizá entonces descansemos. Y mientras eso pasa, la gente ociosa en twitter que se corte un pelo y que no hable mal de los muertos. Es de muy bajo tono, de muy mal estilo y él, ahora no se puede defender. Pero esto es España; camisa blanca de mi esperanza.
El final del verano, llegó, y tú partirás, decía una canción.