Al Tío Pepe le han subido de nuevo a lo alto. Allí ya está García Márquez a quien su crónica de una muerte anunciada le decía que la retirada era pronto. Allí llegan los que nos dejan en esta España que envejece porque no se han plantado más árboles.
¡Hace tanto que no nacen niños! ¡No tenemos para comer como para tener una boca más! dicen los jóvenes. La población ya no cumple 45 años y los que empujan siguen en paro con 30 esperando que alguna vez puedan demostrar que sus estudios y los tres idiomas que les metieron en la cabeza sirvieron para algo.
El modus vivendi del país se debate entre un partido u otro; opio para el pueblo, el Madrí o el Atleti, y así las fieras se hacen más dóciles. Y es ahí cuando nos paramos a pensar qué ha sido de nosotros. Si te tomas unas cañas con los amigos y ves cuántos goles meten, al menos no piensas en qué país vives, y sobrevives que es de lo que se trata.
Al final el Tío Pepe tras la polémica volvió a su Puerta del Sol y las personas que no conocieron a García Márquez ahora le rinden homenaje y le leen. Cien años de soledad se ha agotado porque la gente lee cuando te mueres; comprueba que por algo te rinden un homenaje y además que no es posible que dos países se pongan de luto a la vez.
España cada vez es más vieja, leo en un titular. Casi la mitad de su población tiene ya más de 45 años. Los jóvenes parece que se quedan en 44 y son solamente el 37 %. El resto, a envejecer como el Tio Pepe y a formar parte del mobiliario urbano. Ya nadie habla de paro. Todo el mundo parece haber recuperado en Semana Santa el espíritu de la renovación y parece que todos tienen ya empleo. Se habla de crecimiento, de ocupación hotelera, de consumo; parecería que he rescatado un diario de hace quince años cuando se amasaban los dineros y se guardaban en bolsas de basura. ¡Madre mía! ¡qué cambio! ¿qué nos ha pasado?
Menos mal que Moody´s nos lo aclara. España gasta en salarios públicos más que Alemania. Aquí todo son gastos, secretarias, ayudantes, asesores, coches, y más parafernalia para poder sostener el aparato que hace que todo gire y nada se sepa. Siguen apareciendo casos en Andalucía, ora Eres, ora cursos, tanto monta, monta tanto, y en el interim los niños, más del 40 % de los niños no cenan porque no hay nada en la nevera.
La solidaridad española no tiene límites y estamos a la cabeza de las donaciones de órganos y ahora, de bancos de solidaridad, recogida de alimentos y Cáritas que siempre tiene el puchero preparado. Menos mal que somos así y es lo único que nos salva de los chorizos. La desproporción y la vida alegre nos hace prever que dentro de poco cuando venza el año en junio hablaremos de veraneos y devaneos. Ahora tenemos los puentes de mayo, la feria de abril y que nos quiten lo bailao.
No sé si al Tio Pepe le parece lo mismo. Lo cierto es que le han arrebatado la silla y ya no está en donde todos lo conocimos. Hasta eso cambia. No sé si tomarme un fino manzanilla y seguir leyendo. García Márquez da para tener al menos, cien años de soledad y en esta España nuestra lo cierto es lo que me pide el cuerpo o me pondré un disco de Los Brincos a ver si Junior me devuelve a aquella época; al menos, ellos, los que ahora llamamos viejos, nos sacaron adelante, vivieron una guerra y aún tienen para dar de comer a los nietos.
Esto no lo conoce ni la madre que lo parió. El Tío Pepe, tampoco.
Ana María De Luis Otero
Periodista
Ana parece que te molestara que las cosas estén mejorando… ¡No te enfades mujer!.. si le va mejor a España nos va mejor a todos, filias y fobias políticas aparte; y yo no leo a García Márquez, porque soy cubana, y además no me gustan las malas personas… Y sí, lo considero una mala persona, porque alguien que admira a Fidel Castro no puede ser buena persona. En cualquier caso que te cunda, es verdad que el Gabo tenía talento, aunque yo lo desprecie.
Un saludo.
Muy acertado todo el articulo Ana. Depositamos la fe algunos en medios de comunicacion que nos enfrenten con la realidad, que sean independientes, que nos devuelvan la fe en su papel, y en ello la esperanza.