No paro de darle vueltas. Imagino como millones de personas, de nuestro país y de fuera de nuestras fronteras, que no darán crédito a lo que está pasando. Cuando nos tildan de “bananeros” no yerran mucho.
Se llevan las manos a la cabeza y se preguntan cómo es posible que en países civilizados se dimita por mentir en un currículum y aquí, donde muchos presumen de demócratas, cuando se ha demostrado que el presidente del Gobierno miente y engaña a los ciudadanos y va camino de demostrarse que conocía perfectamente la financiación ilegal de su partido, continúe al frente del Ejecutivo.
La corrupción golpea una y otra vez a los dirigentes del PP. No desde fuera, sino desde su propia casa, que es donde mejor se conoce lo que esconden las alfombras.
Cuando los ministros y responsables políticos populares están exigiendo a golpe de decreto a los ciudadanos que “arrimen el hombro” y sacrifiquen su trabajo, su familia, su bienestar, para salir de la crisis y ellos no dejan de cobrar varios sueldos por el mismo concepto.
En otra época, una situación parecida, aunque menos grave y con menos implicaciones de altos cargos del Gobierno, obligó a dimitir a ministros y diputados socialistas. Se demostró la financiación ilegal del PSOE.
Ahora el tesorero del PP, no el becario, ni el administrativo, ni la secretaria, ni siquiera un cargo intermedio, no. El máximo responsable de las finanzas del partido está poniendo al descubierto todo el entramado financiero del Partido Popular. Y no de “boquilla”, no. Con papeles, mensajes, anotaciones, libros, documentos y todo tipo de pruebas.
Hace unos meses Bárcenas mentía como un bellaco. La arrogancia de los populares les llevó a descalificarlo, arrinconarlo y despreciarlo, en una clara maniobra de algunos, mientras otros, los más altos directivos, entre ellos Rajoy, como se está demostrando ahora, intentaba tranquilizarlo y ampararlo.
Pero la justicia es tenaz y ante las evidencias y lo que han denunciado los propios jueces como “terribles presiones”, el “señor de las cuentas del PP” acaba en prisión, algo que no está dispuesto a tolerar y pone en marcha el famoso ventilador. Es hora de “esparcir” las responsabilidades que lógicamente no son solo suyas.
Sobres, pagos escandalosos, “donaciones”, chanchullos a cambio de no sabemos qué exactamente, aunque la justicia lo intuye y lo investiga. Todo mientras los que “han vivido por encima de sus posibilidades” se ahogan.
Para mi lo peor de la situación es la falta de ética, de vergüenza, de moral, que están demostrando, tanto los dirigentes del PP, como sus ministros y presidente del Gobierno a la cabeza, anclados a sus privilegios.
Si bien es cierto que la mayoría de los votantes se los concedieron, no es menos evidente que la confianza de los que depositaron sus papeletas a favor del PP en las urnas, seguro que no lo hicieron para presenciar este bochornoso espectáculo que está poniendo a nuestro país en el nivel más bajo de credibilidad política desde el comienzo de la democracia.
Y vemos que por un engaño de su gobierno, con el presidente al frente, en otros países, los ciudadanos a los que llamamos bárbaros, incultos, inmaduros, radicales, se lanzan a las calles para exigir pacíficamente elecciones anticipadas. Y arrancan compromisos, con su fuerza, con su unión.
Aquí estamos en verano. No hay dinero pero muchos se van de vacaciones. Otros están cansados de vacacionar en la oficina de empleo.
Todos nos escandalizamos cada mañana al ver los periódicos y nos decimos; no es posible. Tiene que ser una broma. Pero el responsable de la información afirma y asegura que lo que sale no es nada para lo que tiene guardado que puede hacer que el Gobierno caiga.
Todos esperamos que pase algo, pero nadie lo fuerza. Nadie exige que se cumpla la norma más elemental, que el que miente y engaña, abandone sus responsabilidades.
Y ellos se hacen fuertes en “su castillo”. Confían en que estamos en España. España es diferente. Aquí nadie se tirará a la calle y tomará las plazas hasta que dimitan. Saben que pueden masacrar a la gente, con sus policías. Saben que en la calle hay miedo y mientras esta situación continúe, van “de sobrados” ninguneando a todos.
¿La oposición? Ya se de quién me habláis, pero no ha llegado. También por miedo. Ya sabéis; el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
¿Y el resto? Está tan asumido por la gran mayoría, eso del bipartidismo…. Hay otras opciones. Imaginar que se acaba con la “mayoría”. Imaginar que se castiga la corrupción. Imaginar que se puede regenerar la vida política. Es necesario y es posible, pero para ello, desde la base tienen que cumplirse varias premisas:
Honestidad, valentía, ética, honradez. Creo firmemente que nuestros políticos son un fiel reflejo de la sociedad española.
Mientras que desde la base de la pirámide no se cambie la forma de actuar de cada ciudadano, los políticos seguirán actuando de la misma manera. Y no hay solución. Tenéis razón. No soy muy optimista.
La pregunta es recurrente; ¿somos los españoles capaces de aguantar lo que sea, sin obligar, “pacíficamente” a que dimita alguien que se demuestra que engaña y miente?
¿Cuarenta años de sometimiento pesan tanto? ¿O es que muchos consideran que lo que está pasando no es tan grave? O algo peor, ese pensamiento extendido de que “yo a conseguir lo mío, como sea y los demás que se las apañen”. Actuando así es difícil exigir responsabilidades a los demás, políticos incluidos.