God help the girl es el título de un largometraje inglés que llega a los cines de la mano de la distribuidora Avalon.
A caballo entre el musical y la comedia juvenil, su título God help the girl, lleno de ironía, nos pone intencionadamente en contacto, merced a su paralelismo rítmico y semántico, con otras realidades, otros significados y otros ámbitos, al mismo tiempo que nos orientará en cuanto a sus contenidos.
Escrito y dirigido por Stuart Murdoch, vocalista del grupo Belle & Sebastian, God help the girl cuenta la historia de Eva, una joven, más bien una adolescente, que utiliza la música para evadirse del encierro en que se encuentra por sus problemas existenciales. Sus escapadas nocturnas acabarán propiciando nuevas recaídas, pero también nuevas canciones que serán indispensables para su posterior puesta en libertad y la salida definitiva de la inquietud que la enferma.
La música como búsqueda personal se revela así como una excelente terapia para sus heridas visibles e invisibles y puede orientarla en sus anhelos de autoconocimiento, identidad y arraigo. Por lo tanto cada canción será engendrada como fruto de una experimentación personal en choque con el medio. Al mismo tiempo, se reflexiona juvenilmente sobre el papel del artista en tanto que medium entre la divinidad y los hombres, al darles a éstos el arte. Una función dura e incomprendida pero casi divina.
Ni que decir tiene que, por todas estas características, God help the girl (GB-2014) es una película muy fresca y recomendable para adolescentes, inadaptados o no, y no sólo para ellos: cualquier persona adulta que recuerde haber tenido problemas relacionales «de integración», que tienda a aislarse porque se siente rechazada o viceversa, puede verse reflejada en esta Eva de bellísima voz y reacciones imprevisibles que busca ante todo ser ella misma.
El rodaje de la película duró dos años, ya que antes hubo un muy largo casting hasta dar con la protagonista adecuada (la australiana Emily Browning), pero su director Stuart Murdoch (un compositor que se pone por primera vez detrás de la cámara) lo tenía claro desde el año 2003, año en que Murdoch empezó a escribir canciones que, según él mismo, tendrían que ser interpretadas por voces femeninas. Había formado un álbum con ellas, aparcándolas en espera de encontrarse con fuerzas, hasta que por fin tomó la decisión de realizar esta película que tiene por título el nombre de una de las canciones: God Help the Grill.
La historia se desarrolla en Glasgow, Escocia. Es un ambiente de movida nocturna y diurna, de paisajes increíbles y de grupos que actúan en locales y experimentan con la música, el sexo y las drogas. Un mundo limitado donde todo parece posible pero del que hay que huir para seguir avanzando. Una historia de crecimiento personal y de superación. Cosa curiosa, las canciones no resultan nada pestiño dentro del argumento, es decir, no se lanzan a cantar en lugar de hablar de lo que les pasa. Son estados de ánimo que cuajan en un momento dado, una belleza.