“Ladran, Sancho. Señal de que avanzamos”
Eso es lo que piensa Ivette Durán, y así lo expresa con hechos en su último libro en torno a la figura de Cervantes y también, cómo no, acerca de su obra más emblemática.
Con seguridad hay muchos enigmas en este autor, en su vida, y en sus acontecimientos más cruciales. Algunos, y sin que los desvelemos, los esgrime, los contextualiza y los encumbra nuestra estimada Ivette a través del conocimiento.
En su escrito, en éste que tienen en sus manos, enumera, con un extraordinario sustento, a varios de los embajadores del escritor. Indudablemente ella se convierte en uno de ellos.
Convengamos desde ya que el libro que enseguida leerán está bien ejecutado. Nos permite comprender un poco más a la persona y a su intelecto. En este sentido es una ayuda para cuantos nos aproximemos a esta leyenda de las letras españolas uniendo con naturalidad dos continentes mediante uno de sus vínculos comunes, la lengua.
Como pincelada de su biografía, constatemos que Ivette Durán Calderón es jurista, investigadora, promotora y gestora cultural y una gran conocedora del arte y de la historia, entre sus muchas aficiones y ocupaciones. Ha viajado por medio mundo y sus obras están traducidas a numerosos idiomas, lo que es prueba de su calidad y envergadura.
Una aventurera
Ivette es una aventurera de la literatura, una maga. Todo lo que toca lo convierte en presencia, en primor, en lujo, en un pequeño gran tesoro del que disfrutamos en todo instante, desde el primer momento en que la disfrutamos hasta en cualquier relectura.
Es éste uno de los tres prólogos que ensalzan la templanza y calidez de una narración ejemplar. Tan bueno es este ensayo (conviene reseñarlo) que será publicado en primera instancia en Potosí, en Bolivia, y, más tarde, en México. Y todo ello con el respaldo inequívoco de la Sociedad Geográfica y de Historia de su nación, con el fin de que el libro sea declarado texto de consulta en el sistema escolar del hermano país de Bolivia, al que tanto amamos. Se convertirá en guía, en estandarte, en una bandera peculiar para ahondar en un creador más que conocido.
Si Cervantes fue una persona de altura (la de mayor altura con toda probabilidad), quien a él se acerca (nos referimos en este caso a Ivette) es un ser de una ingente proyección humana y profesional. Allí donde va se encuentra con retos de los que sale más que airosa, entre otras cosas porque cree en la labor de cada día, porque alberga una extraordinaria voluntad, y porque su capacidad e inteligencia no tienen límites. De ahí que aproveche cada poro de su espíritu, cada célula, para proyectar conocimiento en armonía y con un firme afán aleccionador y pedagógico.
Por otro lado, como se puede apreciar, el texto es breve, sin abundar en un lirismo de relleno. Ella sabe qué apuntar en todo momento, e interpreta qué es lo mejor. Cuando en algo tiene interés se percata de cómo llevarlo a feliz término.
Parafraseando alguna de las aseveraciones que desarrolla podemos subrayar que es verdad que Cervantes vale un Potosí. No en vano es el mejor escritor de habla española de toda la historia, con permiso de algunos de sus rivales contemporáneos como Lope de Vega, o de la actualidad, que no mencionaremos porque no aportan nada a la hora de significar a una figura de pleno derecho en la dimensión universal.
Un libro completo
El libro es muy completo. En concordancia con esto que referimos enumera a escritores conocedores de Cervantes. Realza su significado y la relevancia que han tenido y tienen a la hora de contextualizar al autor de obras tan señeras. Asimismo, callejea por Madrid para entre-leer qué pudo ver o pensar el insigne compositor de letras.
Sabemos poco o mucho, según se mire, de Cervantes, y bastante de su Don Quijote, que tiene dos partes. Pues de lo poco y de lo mucho nos endulzamos con las fantásticas narraciones de Ivette Durán, que empatiza con asertividad con los núcleos más descollantes del escribidor que nos ocupa, nacido, como saben, en Álcalá de Henares.
Comprobamos, en un serio y excelso índice, los principales hitos del personaje, y todo ello en relación con América, y, específicamente, con Bolivia. Aprendemos mucho de los nexos entre este hemisferio y el europeo. ¡Hasta nos dice quiénes eran los peruleros y gachupines!
Sabemos por la Historia que Cervantes fue herido en una mano. Fue en Lepanto. Es uno de los hitos más conocidos. En realidad, no la perdió, pero sí es cierto que no la podía usar. Aprendemos, como es en este caso, de muchos puntos anecdóticos.
Igualmente corrobora el vasto conocimiento que Cervantes poseía respecto de Las Indias, como se llamaba entonces América. Hallamos un sinfín de alusiones a lugares, algunos con las denominaciones de antaño.
Aprovecha, en paralelo, para decir lo que ha sido y es Potosí, una población de fama mundial y con una ingente y rica historia. En esta esfera, rememora los guiños de Cervantes a Potosí y a su poder.
Como apéndice complementario hay unos sugerentes enlaces para mejorar lo que sabemos sobre la persona y su quehacer, así como una extensa bibliografía, aderezada de una perfecta cronología. Hemos de aludir también a traducciones de interés; y no debemos olvidar sitios que recuerdan ese pasado tan presente que conviene recorrer.
Como no podía ser de otro modo, nos suma vinculaciones con Bolivia, con La Paz. Y, por si esto fuera poco, nos engalana el libro con recuerdos, con reconocimientos, con anhelos, y con vocablos en honor a este intelectual de referencia.
Un buen retrato
Como reflexión final hemos de glosar que no hay un retrato que dé fe de cómo fue Miguel de Cervantes. Pues bien, este libro lo puede solucionar en parte, pues nos recoge bellísimas y acertadísimas impresiones sobre él.
Por cierto, nos cuenta Ivette Durán que habrá una segunda parte que complementará esta obra, que consistirá en trabajar para la presentación del Festival Cervantino de Guanajuato, en México; y, como corolario, llegará hasta la Casa Museo de Cervantes en Alcalá de Henares, Madrid.
Estaremos pendientes. Nos ha dejado con tan buen sabor de boca que sólo nos resta mirar al porvenir para aguardar el siguiente milagro en forma de una nueva creación de esta autora. ¡Gracias por el regalo!