La Unión Europea y sus Estados miembros deberían avergonzarse ante los informes de este 11 de febrero de 2015 según los cuales hasta 300 migrantes podrían haber muerto en alta mar frente a la isla italiana de Lampedusa, ha declarado Amnistía Internacional.
“Esta nueva tragedia hace realidad nuestros peores temores sobre el fin de la operación italiana de búsqueda y rescate Mare Nostrum, y pone de relieve las previsibles consecuencias del hecho de que la Unión Europea no proporcione una sustitución adecuada”, ha afirmado John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
Agrega que “la crisis humanitaria que desencadenó la necesidad de la operación Mare Nostrum sigue estando allí y la gente sigue huyendo de la guerra y la persecución. Los Estados miembros de la UE deben dejar de mirar hacia otro lado mientras cientos de personas continúan muriendo en el mar”.
Según el ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, el número de migrantes en situación irregular que llegaron por mar en enero de 2015 aumentó alrededor de un 60 % en relación con el mismo mes del año pasado, cuando estaba vigente Mare Nostrum. Esto hace que las insinuaciones de que la operación de búsqueda y rescate —cuya desaparición ha sido divulgada ampliamente— animaba a las personas migrantes a tomar esta peligrosa ruta sean ridículas.
La operación Tritón, de la UE, bautizada como sustitución de Mare Nostrum, no está dedicada a la búsqueda y el rescate, no opera habitualmente en aguas internacionales y tiene una escala significativamente reducida.
“Es una ecuación sencilla: mientras el número de personas que toma esta peligrosa ruta marítima aumente y los recursos dedicados a la búsqueda y el rescate disminuyan, más personas morirán”, señala John Dalhuisen.
El lunes 9 de febrero, 29 migrantes murieron, la mayoría de hipotermia, después de que los guardacostas italianos los recataran de un bote inflable en el que viajaban 106 personas, menores incluidos. Los informes indican que la operación de rescate fue sumamente difícil debido a las pésimas condiciones atmosféricas.
Según los medios de comunicación italianos, nueve supervivientes de otros dos barcos informaron a los guardacostas italianos de que había más de 200 migrantes en otros dos botes, mientras que, según informes aún no confirmados, un tercero desapareció sin supervivientes, llevando a alrededor de 100 personas más a la muerte. Se cree que los botes iban a la deriva en condiciones de navegación extremas con olas de hasta 8 metros y temperaturas de apenas unos grados sobre cero, según declaraciones de los guardacostas. Al parecer, las personas que fallecieron tenían entre 18 y 25 años y procedían del África Subsahariana.
“Es posible que los guardacostas italianos hicieran lo que pudieron con los recursos que tenían. Evidentemente no eran suficientes. A menos que los Estados miembros de la UE se comprometan a aumentar significativamente la capacidad de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, las tragedias como éstas no harán sino multiplicarse”, concluye Dalhuisen.