Llegar exhaustos hasta la investidura

Cuaderno de bitácora

Décimo octavo día del undécimo mes de 2023. Las mañanas de los sábados me despierto con las musiquitas del «A vivir…» de Javier del Pino en la SER. La verdad es que es un buen despertar. Antes de comenzar, y casi a modo de preludio, aparece Javier Pérez Andújar con sus cruasanes en forma de reflexiones del pasado que nos traen al presente, son un soplo de amabilidad literaria no exenta de la crítica tan necesaria en estos tiempos.

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Las musiquitas, como Javier y Rafa Panadero las llaman, comienzan de manera magistral, desde el magisterio quiero decir también, con el presunto amigo del presentador que en esta temporada versiona canciones de The Beatles después de contarnos historias y chascarrillos del mundo del rock, pop, blues,…

Este hombre es un genio de la interpretación tanto instrumental como vocal, siempre comienza él la canción de la que trate para luego, sin apenas, darnos cuenta, dar paso y fundirse con la versión original. A lo largo de todos los años que lleva haciendo estos juegos hemos asistido a momentos verdaderamente memorables que recomiendo sean rescatados y escuchados.

Una vez que acaban estas píldoras musicales Del Pino y Panadero continúan con más cotilleos musicales y van avanzando hasta situar la canción o los temas en su contexto histórico, relacionando unos asuntos con otros de manera bastante curiosa y divertida.

Se toman muy en serio esta sección para hacerla tan entretenida e interesante. Espero que continúen mucho tiempo los tres amigos.

Esta semana ha sido especialmente balsámico el programa, llegábamos exhaustos después de todo lo vivido con el tema de la investidura y la amnistía, esperanza para algunos y desolación para otros. Da igual lo que se pueda pensar sobre este asunto ahora mismo, es imposible poder discutir con serenidad, con argumentos, con dudas, el exabrupto, el insulto, la amenaza, el acoso que se ha impuesto por los más ultras, que les importa bien poco el problema, añoran el antiguo régimen.

Ha salido elegido un nuevo presidente que tendrá que formar gobierno, el Parlamento tendrá que aprobar la famosa ley que lo acapara todo y los tribunales, como siempre, dirán cuán legal es o no. Creo que llegados a este punto, desde todos los ámbitos de la política, salvo los que nunca quieren hablar y negociar, se debe hacer un esfuerzo por rebajar la tensión. 

Creo que como país no nos podemos permitir vivir en una división constante, en una polarización y en un sectarismo continuo. Dentro de los márgenes democráticos debemos respetar la opinión y la opción política de cada persona, me niego a vivir con odio, enfrentado a gente a la que quiero y en estado de ansiedad permanente. 

El mundo se acabará, y con él España, por la irresponsabilidad con la que estamos tratando al planeta no porque se apruebe una ley u otra. 

Es cierto que las leyes están para cumplirlas y sobre todo por los servidores públicos entre los que incluyo a los políticos, y si se quebrantan esas leyes para eso han estado, están y estarán los tribunales, incluso para aquellos que la incumplieron, fueron condenados, serán amnistiados y volverán a ser condenados si vuelven a incumplir las leyes. También sería deseable el mismo rasero para quienes se saltan las leyes democráticas desde las calles de Madrid.

Como en otras ocasiones en las que se han tomado decisiones complicadas o se han aprobado leyes conflictivas, el tiempo pasará y comprobaremos lo dramáticos que nos ponemos en ocasiones.

Así que démonos un respiro y pensemos más en cómo rebajar tanta tensión acumulada poniendo todos de nuestra parte.

Esperemos que dentro de unos años las musiquitas del «A Vivir» puedan recoger la banda sonora de estos días y podamos recordar que como país supimos resolver la situación por los cauces democráticos que nos hemos ido dotando.

Luis González Carrillo
Cordobés de nacimiento y comunero al vivir en estas tierras de Madrid desde su infancia. Funcionario de la administración local, redactor de miles de informes y comunicaciones que le han permitido ganar la concreción y claridad necesaria, eliminando todo lo accesorio, para componer poemas con la métrica japonesa del haiku, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, habiendo editado dos libros con estas composiciones, Haikuario y En la frontera; esa misma experiencia, y sus lecturas, le han permitido comentar más de cien libros de novela y ensayo publicados en diversos medios locales. Desde hace dos años, además de seguir con el haiku, viene publicando de manera regular artículos bajo la denominación de Cuaderno de bitácora, en un claro homenaje a la serie Star Trek, consiguiendo un observatorio ideal para expresar sus opiniones sobre el presente, el pasado y el futuro de todo lo que acontece en el mundo natural, político, social o personal.

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