Mentira que esta semana se haya iniciado la competencia entre esos cuatro precandidatos a la presidencia del país, que lejos de sentirse humillados y ofendidos por el despectivo apodo de corcholatas que les puso López Obrador, se sienten tan honrados que ellos mismos así se definen.
La contienda inició hace meses y llevan por lo menos medio año, gastando dinerales en hacerse publicidad en calles, carreteras, periódicos y noticieros y en barbear al presidente.
Y en los próximos sesenta días, los veremos inclinarse aún más ante AMLO y destriparse entre ellos, para lograr ser el «defensor» de ese horror inventado por su titiritero, que es la Cuarta Transformación.
Está ya claro que el candidato oficial no se definirá por ser el más preparado, decente, honrado, culto, simpático y capaz para gobernar, sino por ser el que más alabe a López Obrador y más se mimetice con él.
En palabras de mi sabia nana Natalia, ganará la candidatura oficial a la presidencia el que mientras más se agache, más la cola se le vea.
Por lo pronto el excanciller Marcelo Ebrard anunció este pasado lunes 19 que, si resulta triunfador, creará la Secretaría de la 4T y para mejor preservar el legado de AMLO, estará a cargo de su hijo Andy.
Y tal como van las cosas, los veremos picarse los ojos, meterse zancadillas, aventarse patadas y darse golpes bajos y altos, que suplirán a los debates necesarios para dar a conocer sus programas de gobierno.
Pero así es, esta nueva chifladura de López Obrador para satisfacer su ego y que tan cara le costará al país.
Porque antes de tener que pasar el poder a alguno de sus favoritos, busca dejar bien establecido que lo entregó a quien quiso y como quiso y que ese corcholato o esa corcholata, solo a él se lo deberá y tendrá que cubrirle las espaldas tapándole crímenes e ilegalidades, y mostrándole más devoción que la que él ha tenido con el expresidente Enrique Peña Nieto.
Los cuatro contendientes y los otros dos que cuentan menos, se prestaron a la farsa sabiendo que él será quien decida y bajo las reglas que López Obrador fijó.
Y como las leyes le vienen guangas y no ha vacilado en reiterarlo con su cantaleta «y no me salgan conque la ley es la ley», en franca violación a las que nos rigen, anunció que los que obtengan los siguientes tres lugares en las encuestas tienen garantizados los liderazgos de las cámaras de senadores y diputados y «un buen puesto en el gabinete del próximo gobierno».
De ese tamaño es la zanahoria para atraerlos y el anzuelo para que si pierden no chisten.
Y dado que en él y en su partido todo es falso, las campañas no se llamarán campañas sino «giras»; que serán de a mentis, pero no de balde; porque tendremos el disgusto de pagarlas con nuestros impuestos.
Ya el presidente de Morena, Mario Delgado, quien en deshonestidad hace juego con AMLO y los contendientes, anunció que cada corcholata tendrá cinco millones de pesos para gastarlos en dos meses.
Es mucho, pero todos sabemos que será muchísimo más y lo sacarán de donde puedan; que ya se agandallaron millonadas en los puestos que tuvieron y que contarán con la «ayuda» de los narcos, que tienen presencia en 81 por ciento del territorio nacional y últimamente, han decidido a los políticos ganadores.
Y muy poco tardaremos en ver denuncias de unos contra otros, por haber sobrepasado el dinero permitido; quejas que sobre todo vendrán de los dos que, como ni chance tienen de ganar, nada perderán vociferando.
El ofrecimiento de los cinco millones fue solo rechazado por el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López; los demás se lo embolsarán felices y a Ebrard le pareció tan poco, que ha pedido se autoricen donativos de simpatizantes.
Lo que seguramente será objetado, para que no haya más gritos de piso parejo que tanto molestan a la exgobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; que es casualmente la que goza del menos parejo.
Desde hace meses se conocen sus lemas que, como todo ahora, brillan por falta de originalidad y tontería.
El de Sheinbaum: EsClaudia.
Marcelo: Con Marcelo sí.
Adán: Ahora es Adán Augusto porque estamos agusto.
Y Monreal, quien después dar fintas de independencia y asegurar que no se doblaría, se arrodilló ante AMLO con solo una invitación a desayunar porque prefiere no tener ningún puesto a estar contra él, ahora proclama: México con M de Monreal.
Hasta una vaca tendría mejor propaganda.
Lástima, pero a esa indignante y triste situación hemos llegado no entiendo cómo ni cuándo y acá seguimos como si nada ocurriera.
En «Fantasías anmadas»:
el análisis de la periodista Gurza
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