No ha cesado de crear el poeta desde 1962, año de “Profecías de la guerra”, su primer libro, escribe Francisco Caro en un comentario publicado en el boletín «Libros y nombres de Castilla La Mancha» que edita la Biblioteca de Castilla La Mancha, sobre el poeta Nicolás del Hierro.
Francisco Caro
El poeta Nicolás del Hierro (Piedrabuena, 1934) es una de las voces más respetadas y seguidas de nuestra tierra. La Biblioteca de Autores Manchegos, es su colección Ojo de Pez, presentó el pasado 17 de este mayo en Ciudad Real una nueva entrega de su hacer: Esta luz que me habita, poemario en donde, como si de un ajuste de cuentas se tratara, dialoga consigo mismo sobre la validez de lo vivido y la vigencia de lo escrito.
Poeta y hombre sabedor de la caducidad de la que formamos parte se enfrenta a ella aceptándola y combatiéndola al mismo tiempo. Ni su voluntad ni su pluma han de doblegarse, porque en ese mirar al tiempo cara a cara es donde el hombre, donde el poeta tensa el arco de su decisión.
Ya en el año 2012, y coincidiendo con la edición de El color de la tinta, que recogía junto a dos libros inéditos una amplia selección de su obra, avisó que no lo tenía dicho todo. Que su voz no cejaba.
Dos años después, en 2014, presentó Premonición de la esperanza, una edición mexicana que compilaba tres poemarios hasta entonces inéditos. A la vista de ello, queda patente algo que los más cercanos ya sabíamos, que la luz que le habita no es sino el venero inagotable de la poesía.
Nicolás del Hierro es poeta siempre, poeta a pie de obra, soñador de versos y voluntad de abrazo. Un intenso hálito horaciano de concilio se extiende por toda su escritura. Un hombre y un poeta en busca de los otros, en busca de horizontes amplios y habitables, porque, por decirlo en palabras de Eladio Cabañero, que él ha hecho suyas: el hombre bien merece/ ser hermano de todos, no otra cosa.
Precede al libro un impecable prólogo del profesor Matías Barchino, indagador de las claves del mundo lírico de Nicolás. Dice de él, y con justicia que es verdadero y necesario, que siempre hay en Nicolás fe en el ser humano y en la vida, que su obra es testimonio de una lucha personal entre fuerzas opuestas: la del ansia de la vida y la del destino de todos los hombres. Por mi parte quiero advertir a los futuros y numerosos lectores de Esta luz que me habita que encontrarán al Nicolás, más claro, más denso y puro, más emocionado, más lúcido. La certeza y la posibilidad se entretejen en este poemario que va directo a la conciencia de los hombres. Luz antigua y siempre renovada. Luz fiel a sus orígenes, a su tierra y su gente. Voz que nos devuelve y nos provoca, voz de preguntas y respuestas. Indomable. Como si fuera mayo
- Nicolás del Hierro
Esta luz que me habita
Biblioteca de Autores Manchegos
Diputación de Ciudad Real, 2016