La prevención del síndrome metabólico y la diabetes mellitus tipo 2 comienzan cuando se cambia de estilo de vida. Muchas personas, actualmente con sobrepeso, puede que tengan prediabetes y no lo sepan.
Lo que aparentemente no parece un problema es la consecuencia de muchas de las enfermedades actuales y del desarrollo de muchos cánceres, entre otras cuestiones.
El elevado aporte calórico diario, el sedentarismo, el incremento de la obesidad y los factores múltiples que nos hacen alimentarnos mal, conllevan muchas patologías asociadas que desencadenan la aparición de diversas enfermedades complicadas. La obesidad ya no forma parte de los países industrializados, cada vez, los hábitos de consumo de comida rápida y muy calórica, hacen que otros lugares en donde en un tiempo tuvieron una alimentación sana, los habitantes ahora padezcan obesidad.
El llamado síndrome metabólico (S.M) procura una incipiente acumulación de grasa abdominal y se caracteriza por una resistencia a la insulina, cifras elevadas de tensión arterial, HDL Colesterol bajo y lípidos elevados. Esto que puede no salir en unos análisis normales, puede ser la causa de que usted siga engordando sin saberlo.
El componente genético, la edad, la falta de ejercicio diario, las bebidas azucaradas, el alcohol, el tabaquismo, la falta de fibra diaria, entre otras cuestiones, también ayudarían a padecer el S.M. a determinada edad. La resistencia a la insulina puede definirse como la disminución de la capacidad de esta hormona para ejercer sus funciones en los tejidos diana típicos, como el músculo esquelético, el hígado o el tejido adiposo.
Los términos SM y resistencia a la insulina no deben confundirse. El SM es una patología asociada a la resistencia a la insulina y ésta constituye un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Por otro lado, cuando se desarrolla la diabetes mellitus tipo 2, (aunque previamente hayamos padecido la 1 sin síntomas ni clínica), tendremos una menor sensibilidad a la insulina y estaremos teniendo ya un deterioro importante de las células beta del páncreas.
Hay que resaltar que no todos los casos de resistencia a la insulina derivan en diabetes, pero sí es un factor predictivo de esta enfermedad. Ante la menor sospecha, que tiene que ser evaluada por un médico endocrinólogo, nunca un nutricionista ni dietista, (porque no tienen esa competencia), se verá si existe la posibilidad de revertir esta circunstancia.
Por ello, y por tanto, se debe acudir siempre a un médico si no se consigue adelgazar o se tiene una barriga ya desde hace mucho tiempo que le está dando señales de alarma. No se trata de tener una más grande, sino de averiguar por qué razón no adelgaza aunque usted lo intenta con regímenes que se autoimpone.
Una vez que se haya determinado la causa el seguimiento y las dietas, podrán pautarlas los dietistas y nutricionistas, que le enseñarán a relacionarse mejor con la comida y que esta no sea una fuente de conflicto a la hora de almorzar. Se puede comer bien, de acuerdo con la edad y el gasto calórico. La teoría nos la sabemos bien, pero la práctica la llevamos a cabo poco.
La evidencia científica demuestra que una alimentación baja en grasa, un contenido moderadamente alto de proteínas, hidratos de carbono de bajo índice glucémico y una actividad física diaria, contienen, previenen y tratan los problemas asociados a la obesidad.
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