Cuentan que durante la pasada campaña electoral, cuando la gente se acercaba al líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez recibió dos mensajes muy claros. El primero tenía relación con el Partido Popular y pretendía indagar si había posibilidad de pacto con la derecha. El segundo se refería a Podemos: muchos socialistas le dijeron a Sánchez que su voto iría para Pablo Iglesias a fin de que el PSOE no se escorase a la derecha.
Hoy asistimos a un Partido Socialista que se ha escorado, en efecto, a la derecha, merced a su pacto con Ciudadanos, y ha reducido con ello de modo muy temerario su espacio político ante la cita electoral del 26 de junio. El suicidio político del PSOE está a punto de consumarse y en el interior del partido reina un cierto clima de abatimiento y pesimismo que sus dirigentes se han ido ganado a pulso a lo largo de las últimas semanas.
Es de una torpeza manifiesta tratar de justificar la falta de acuerdo con Podemos torpedeando la imagen de Pablo Iglesias como si se tratara de un desalmado canalla que ha engañado las buenas intenciones del PSOE en pro de un gobierno de cambio. No había ninguna posibilidad de que así fuera con el Partido Socialista atado al programa neoliberal de Albert Rivera. Tampoco es verosímil reprochar a Podemos que con su actitud de resistencia favorece al Partido Popular.
Ante unos nuevos comicios, es muy probable que Pedro Sánchez, después de su pacto con Ciudadanos, no tenga ninguna credibilidad –si alguna le quedara- para emplear el mensaje de izquierda que le es habitual al PSOE en cada campaña electoral. Cabe pensar, por lo tanto, que eso restará votos a Sánchez en la misma medida que puedan ganarlos Ciudadanos y Podemos. Los primeros, porque la crisis del Partido Popular se los brindará en bandeja. Los segundos, por la previsible y necesaria alianza con Izquierda Unida/Unidad Popular -que combatiría la abstención- y una nueva remesa de votantes procedentes del PSOE.
Purga el PSOE haber caído en el cepo de un partido al que Sánchez calificó con acierto durante la pasada campaña electoral como Nuevas Generaciones del PP. Ya no podrá llamarlo así en la campaña que viene porque con Ciudadanos ha querido formar un gobierno de cambio.
Hace tiempo que el PSOE dejo de ser un partido socialista y obrero para convertirse en un partido al servicio del capital