Ileana Ruiz
“La calle es una selva de cemento
y de fieras salvajes, cómo no”.
Héctor Lavoe
“Qué importa que sea hermosa
si no es nuestra la ciudad”.
Farruco Sesto
Hoy es 30 de diciembre
Cuando Mowgli abrió los ojos, una luz pastosa se cernía sobre el cerro. Desperezó el último sueño y con la punta de los dedos quitó las telarañas prendidas a sus pestañas.
No hay agua. El agua saliendo por los grifos sería un bonito detalle navideño. Eso será otro año. O en otra parte. Su madre, Raksha, siempre afirma que pobreza no es sinónimo de suciedad. ¡Pobre ilusa! Lamentablemente sí lo es. Un halo de luz se cuela por un agujero de la pared de zinc y, tal como si fuera el foco que iluminara a una actriz sobre las tablas, se proyecta sobre el carapacho de una cucaracha que se asoma entre los platos sucios apilados sobre el fregadero. Hoy tampoco habrá baño. El escaso medio balde de agua turbia que queda está reservado para enjuagar las bocas, lavar las axilas y los pudores de toda la familia.
Hoy es 30 de diciembre.
Mira a la mujer semidesnuda que mantiene el calendario pegado a la pared. Esa mujer ya está ajada: ha envejecido día tras día sucumbiendo a los roces grasientos de deseo insatisfecho que le propina el marido de su madre cuando por las noches entra borracho a casa. Pronto será sustituida por otra. Kaa, la pithon de 2014, seguramente será igualmente catira a juro; también lucirá unos prominentes senos y observará la habitación con la mirada torva que pretende ser lujuriante logrando solamente disimular a duras penas la frustración de saber que todo el cuerpo de utilería que se ha agenciado no le alcanza para un amor verdadero. Ignora que sin autoestima sus pechos de plástico no son más que mamilas para viejos inseguros.
Hoy es 30 de diciembre.
Mowgli comienza a descender las escaleras del barrio para ir al encuentro de los Bandar-log. Pasa por debajo de la maraña de cables del tendido eléctrico donde han quedado atrapados los hermosos papagayos de su infancia. Camino a la cancha de basket siente el olor inconfundible de Shere Khan que se escapa por los vericuetos donde no llega la Policía. Dicen que en Uruguay han legalizado la marihuana. En su selva no es legal pero es costumbre. La distribuyen junto a la cerveza en el kiosko de las chucherías, al lado del módulo policial. Todo el mundo sabe. El almizcle de Shere Khan es más fuerte: huele a muerte. No lo ve, lo presiente. Escucha cuando su cola golpea las esquinas como un gong. Los Bandar-log no están en la cancha. Andarán tentando a su suerte a ver si pueden burlar al tigre cojo.
Hoy es 30 de diciembre.
Ya casi se ha finalizado el preaviso laboral de 2013. Fue un año duro. En dos días habré “matriculado”, piensa Mowgli. Es pobre, joven, negro, vive en un barrio, es decir, tendrá suerte si llega a cumplir los 30. Todas las semanas acude a las clases de tenis de mesa que imparte Akela. Quiere ser campeón olímpico. Akela ya está viejo, no puede moverse como antes. Tiene cáncer de próstata. Le ha pedido a Bagheera y a Baloo que lo guíen para salir de la selva. Se aprende todas las reglas. Está siempre atento al paso de los policías y de los malandros. Pero se pierde. Se confunde. Es hijo del desarraigo.
Hoy es 30 de diciembre.
Mowgli escucha las breves explosiones de fuegos artificiales que comienzan a despedir el año. Mejor regresa temprano a su rancho: no sabe si entre los fogonazos y la pólvora vendrá un proyectil tan extraviado como él a alojarse en su cuerpo. Ahora siente su propio olor. Huele a miedo.
Hoy es 30 de dicembre.
En 1865, un día como hoy, nació en la India el escritor inglés Joseph Rudyard Kipling. Ciento veinte años después de haber visto la luz en los periódicos británicos, Mowgli, el Cachorro Humano creado por él sigue buscando su hogar sobreviviendo en las selvas del mundo.