Tras largas décadas de negación absoluta, Philip Morris, reconoció en el año 2000 el poder adictivo de la nicotina y por ello, se embarcó en la creación de productos bajos en nicotina conocidos por light
Hoy, dieciocho años después, un análisis de archivos secretos revela que la empresa conocía absolutamente todos los factores psicológicos, sociales y ambientales que estaban asociados al tabaquismo a los que prestó, poca o ninguna atención.
En estas casi dos décadas cuando se han publicado dichos datos en la revista Plos Medicine y tras la consideración de las muertes provocadas directa o indirectamente por el tabaco, la alternativa al tabaco fue el tabaco light y todos los productos asociados a él. Los investigadores Hendlin, Ling y Elias, autores del estudio, justifican a todas luces que esos documentos se conocía no solo la dependencia del tabaco sino los efectos de la nicotina sobre la salud pública. Ni los productos considerados «light» o bajos en nicotina son mejores, ni son menos adictivos.
«Hemos llegado a la conclusión de que el cambio que mostró Philip Morris, de negar a asumir el efecto adictivo de la nicotina, fue impulsado por presiones públicas y legales, no por un cambio sustancial en el conocimiento científico que la industria tenía sobre el tema”, explican los investigadores en su estudio.
Por ello, en sus conclusiones consideran también que la reducción del tabaquismo requiere de políticas que abarquen todos los factores involucrados en la adicción y por tanto, la publicidad, el empaquetado, los impuestos del tabaco y las restricciones necesarias generalizadas de no fumar, también. Hasta la fecha, todas estas políticas no han tratado la adicción de manera efectiva aunque los investigadores creen que la compañía Philip Morris, en un intento oportunista de mantener su nivel de negocio, no apostaron por la reducción del tabaco ni por otras políticas efectivas.
Los datos del tabaquismo y de las muertes por esta adicción van en aumento a pesar de las políticas de restricción actuales en determinados lugares públicos. La proporción del tabaquismo en la sociedad indica la magnitud de la adicción y por tanto, el daño y la afectación tanto del fumador activo como del pasivo. La responsabilización que debe hacerse al consumidor debe ser directamente proporcional al daño que se está haciendo, dado que esta adicción debe tratarse a título individual.
La Organización Mundial de la Salud, (OMS), acepta que el tabaquismo es una enfermedad y por tanto, las cifras apuntan a una pandemia que causa alrededor de cinco millones de muertes por año.
Se calcula que en 2030, morirán 10 millones de personas y siete de cada diez defunciones serán en países desarrollados. El consumo de tabaco es la primera causa de muertes evitables.