Ciudades entreabiertas y Escenarios del arte bizantino

Miguel Cortés Arrese es un prolífico investigador y escritor, que ejerce también como catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Castilla- La Mancha, en el campus de Ciudad Real. En el último año ha publicado dos interesantes monografías Ciudades entreabiertas y Escenarios del arte bizantino, ambas en la editorial murciana Nausicaa, que vamos a comentar aquí sucintamente.

Cortés Arrese, Ciudades entreabiertas, portada

Ciudades entreabiertas es un recorrido artístico e histórico por algunas ciudades que han ejercido una especial atracción en viajeros de medio mundo. Se trata de Estambul, Moscú, San Petersburgo y Toledo; territorios que han subyugado a muchos de sus visitantes algunos de los cuales han dejado páginas imperecederas sobre ellas, que Miguel Cortés recuerda aquí con gran pertinencia.

Son estas, las ciudades de que habla este libro, “poblaciones superpuestas hechas de pasado y presente a la búsqueda de una identidad….”. Ciudades construidas sobre contrastes, de esplendor, de poderío pero también de vida cotidiana popular y aun de miseria, que han concitado en torno a ellas las miradas de viajeros, escritores y pensadores.

Cortés es un muy buen conocedor del mundo oriental, sobre todo del ruso y el bizantino, al que ha dedicado ya numerosas publicaciones y en este pequeño trabajo muestra esos conocimientos, no sólo en los terrenos estrictamente artísticos y patrimoniales sino en todo lo que se refiere a la historia y muy en concreto a la -muy abundante- literatura de viajes en torno a estas urbes.

Ciudades que se han transformado a lo largo del tiempo no sólo en función de los intereses de sus dirigentes o sus habitantes sino también por la propia percepción externa de quienes las visitaban y admiraban.

Bizancio a través de su arte

Miguel Cortés Arrese, Escenarios del arte bizantino, portada

En el segundo de los libros, Escenarios del arte bizantino, de mayor envergadura que el anterior, su objetivo es nada menos que intentar “encontrar a Bizancio a través de su arte”, entendiendo por Bizancio una sucesión de culturas y civilizaciones asentadas a lo largo de más de once siglos de historia en un enorme territorio cambiante ubicado entre Europa y Asia y cuya cabeza ha sido Constantinopla, luego Estambul.

El libro se organiza más de manera temática que cronológica y dedica su primer capítulo a Constantinopla y su corte, a esta ciudad en tanto que heredera de Roma y creadora de un nuevo imperio; sigue luego con dos capítulos sobre la configuración y la influencia de la nueva iglesia ortodoxa, su nueva espiritualidad y el arte que deriva de la misma; y ocupa su capítulo cuarto con el análisis de la enorme influencia que esta civilización y este tipo de pintura (concretamente los iconos) suscitaron en su entorno circundante, como se puede apreciar en obras de Gustav Klimt o de los rusos Kandinsky,  Malevich o Natalia Goncharova.

Finalmente el capítulo quinto se dedica al estudio de los iconos tanto desde el punto de vista estilístico como de las diferentes tipos de imágenes que adoptan, para terminar con un trabajo sobre la escuela cretense de iconos y el papel que El Greco tuvo en ella, antes de trasladarse a Italia y a España.

Como dice la cita de Robert Byron que abre el libro, y es muy reveladora, el arte bizantino pretendía “representar sentimientos, no historias, y además expresarlas con tal fuerza que el mensaje quedara grabado para siempre en la mente del espectador”.

En resumen, dos libros interesantes, escritos de forma amena e inteligible, en un estilo de alta divulgación, que enriquecen nuestro panorama cultural.

Miguel Cortés Arrese
Ciudades entreabiertas
Escenarios del arte bizantino
Ed. Nausicaa, Murcia, 2016

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