Compartir, la respuesta

Cada día nos propone aprendizajes que hemos de tomar sin prisas, con la perspectiva de lo que supone el mimo de la voluntad y el anhelo de estar en paz con uno mismo. El equilibrio contribuye a la dicha. La complicidad en positivo es un milagro que hemos de ponderar.

Identifiquemos a los amigos, así como sus tonos de color. Pensemos. Demos con las reflexiones que nos hacen vivir en la identidad perfecta, la que nos procura un punto de tranquilidad. Progresemos con la verdad por delante.

Impliquemos a cuantos vienen con el don más básico. Los cimientos de la esperanza tienen que ver con lo honroso, con el altruismo, con ayudar a los demás, con viajar sin esperas inútiles. Seamos prácticos con tiento y a buen paso. Hay futuro.

Revisemos lo que hagamos en lo cotidiano con el afán de ir mejorando. No nos expresemos en trances de cansancios. La existencia es plenitud con improvisaciones calculadas. Nos debemos percibir con la intención más singular. Contemplemos lo característico desde la creencia en lo finito. Nos hemos de entregar con vehemencia a los menesteres que asoman por nuestros periplos humanos.

Prediquemos con ejemplos, con hechos, con eventos de versiones caracterizadas por la amistad. Debemos invitarnos a la felicidad. Tenemos que cultivarla y sacarle rendimiento. Es un tesoro poder disfrutar de brazos coaligados.

Apoyemos las tentativas más sugerentes, las que nos pueden impeler a una caricia singularmente sincera, que es la actividad más fructífera. Va más lenta, pero es efectiva. No fomentemos los caballos de batalla, que cansan y rompen para nada.

Creamos en cesiones, en entendimientos, en acercamientos, en ilusiones sin fondos extraños. Hagamos caso a los corazones. Tengamos una óptima memoria. Si miramos hacia atrás que sea para no reiterar los errores. Formarnos es una tarea a largo plazo.

Pongamos talento y buenos propósitos para acercarnos a las sinceridades de sensaciones complementarias con la vida, que ha de basarse en el raciocinio. Impliquemos a los aliados con aires de salvación. Conozcamos quiénes somos. Debemos estar contentos. Cuando ostentamos esta actitud, el ciclo es ideal.

Emociones

Captemos las emociones con unas características diáfanas. La capacidad se desarrolla no parando en las opciones con las que nos recorremos. No permitamos que la historia se sustente en fingir afectos y efectos: movamos cielo y tierra para ejercer la jovialidad. Sensibilidad no es igual siempre a fragilidad.

Nos hemos de salpicar de la suficiente alegría para ubicarnos donde proceda. El entusiasmo y la fe en lo que hacemos mueven los genuinos intereses, ésos que no sucumben a los ataques de los vándalos que no creen en la persona. Nos debe bastar el amanecer para aprovisionarnos de la energía suficiente para seguir. El alba es un acontecimiento excepcional.

Digamos que estimamos y expresemos los porqués. No dejemos atrás lo que nos permite ser. Hemos hallado respuestas que hemos de compartir. Para eso sirven.

 

Juan Tomás Frutos
Soy Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, donde también me licencié en esta especialidad. Tengo el Doctorado en Pedagogía por la Universidad de Murcia. Poseo seis másteres sobre comunicación, Producción, Literatura, Pedagogía, Antropología y Publicidad. He sido Decano del Colegio de Periodistas de Murcia y Presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Pertenezco a la Academia de Televisión. Imparto clases en la Universidad de Murcia, y colaboro con varias universidades hispanoamericanas. Dirijo el Grupo de Investigación, de calado universitario, "La Víctima en los Medios" (Presido su Foro Internacional). He escrito o colaborado en numerosos libros y pertenezco a la Asociación de Escritores Murcianos, AERMU, donde he sido Vicepresidente. Actualmente soy el Delegado Territorial de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) en Murcia.

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