Farruquito en Pamplona

Este niño ya vino al mundo con unos genes que, quisiera o no, tenía que ser lo que es. Con el pedigrí de su abuelo y maestro desde la cuna, El Farruco, hijo de La Farruca y del cantaor Juan El Moreno, nació predestinado, pero ha superado todas las expectativas. En Flamenco on Fire 2015, con su espectáculo Improvisao, con la sala grande casi al completo, desplegó todas sus esencias, que no son pocas.

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Pablo Lasaosa, 28-08-2015. Farruquito en el Baluarte, Pamploa, Festival Flamenco on Fire

Cuando se ha debutado a los cinco años nada menos que en Broadway, en un espectáculo Flamenco Puro, junto a las más grandes leyendas vivas del momento; un niño que a los ocho años se presenta en Madrid, a los once está en el videoclip Camarón Nuestro, a los doce filma a las órdenes de Carlos Saura en Bodas de sangre, que estuvo con su abuelo en las paraolimpiadas de Barcelona 92 con diez añitos y el mismo año en la Expo de Sevilla, su tierra, bailando casi premonitoriamente en el espectáculo Presente, pasado y futuro. Y con diecinueve, de nuevo en Broadway, esta vez con espectáculo propio, Farruquito y Familia. La crítica de arte del New York Times, le colocó a la máxima altura del 2001 como ‘mejor artista que ha pisado este año la Gran Manzana’.

El 28 de agosto de 2015, en la Sala Sabicas, arropado por un elenco a su altura, los guitarristas Román Vicenti y Juan Requena; al cante Antonio Villar, Fabiola Pérez, Mari Vizarraga y Pepe de Pura y a la percusión, Ane Carrasco. Este Improvisao, que ya lleva dos años en escena y con el que lleva recorrido medio mundo, es el espectáculo en el que Farruquito vuelve a los orígenes, pasa por los palos más significativos haciendo historia de este arte, se pone íntimo, dialoga con todos sus artistas, conversa, discute y sobre todo se divierte, se divierte muchísimo y esto si que no se ve mucho ente los bailaores que generalmente van de serios y solemnes porque se sienten ante un público. Pero en ‘Improvisao’, el bailaor está en su casa, en su intimidad familiar, con la gente que quiere y que le quiere. Ahí radica la diferencia: Es amor off stage, por más que esté sobre un escenario.

Él es el director del proyecto. Transforma una coreografía de tablao, en toda una composición teatral, que juega con la colocación en escena de los artistas con variaciones a veces sorprendentes. La luz juega un papel de absoluto protagonismo, con iluminaciones que hasta llegan a individualizar las manos de los palmeros agrupados en piña semicircular flanqueados por las dos guitarras en una coreografía tan íntima como espectacular y emocionante. Sabe dar protagonismo a todos, en los solos y diálogos de guitarras, en la participación coral e individual de los cantaores y cantaoras, incluso la percusión tiene su momento solista. Su baile, que es una expresión integral de sentimientos, tiene una serie de registros de creación propia, solo suyos, únicos. Farruquito, conocedor desde la cuna de los secretos y magia del flamenco, ha creado ese estilo personalísimo que le diferencia de todos los demás. En otras palabras: Eso es genio…y trabajo, por supuesto.

Tiene prestancia, planta elegante, la estampa perfecta para pasearse por la escena con poderío. Participa, dialoga y conversa con todos sus artistas, crea escenas teatrales. En su especial dúo con María Vizarraga, canta y danza una larga historia tan íntima que parece que están en su casa, se quieren, ella le reprocha, él parece decirla, ‘mujé, no te lo tomes así, disfruta de la vida como yo la disfruto’ y enfatiza el disfrute con una danza distendida, divertida. Hay momentos de intensa ternura y la complicidad está presente siempre entre esos dos. La belleza de su ‘tacón y punta’ a los varios ritmos que le marca la música, en sus solos en los que la única música es la que el crea con la percusión de sus pies. Los círculos de luz moviéndose con él de un lado al otro de la escena, la creatividad lumínica en general, le acreditan como maestro coreógrafo.

El número cumbre instrumental, es ese apiñado en semicírculo cerrado, con las guitarras cerrando la piña. Es un número de protagonismo de manos y palmas, con un único foco de luz centrado en ese grupo de manos unidas, que crean un valor nuevo en el arte incomparable del compás. Aquí el compás es protagonista único y la belleza compositiva junto con su originalidad, de máxima relevancia y emoción.

Lo anterior sucedió en el Palacio Baluarte de Pamplona la noche del viernes 28 de agosto. Pero en la noche del miércoles 26, él y el maestro bailaor Juan Ramírez, inauguraron el ciclo nocturno de Flamenco on Fire 2015, en el escenario del Hotel Tres Reyes, dos estilos, dos maestrías. Revolucionaron a todos sus fans presentes de tal manera que después del espectáculo ‘oficial’ siguió por un rato uno espontáneo que terminó trasladándose a ‘otro sitio’, con Farruquito de nuevo en una de esas sonadas ‘noches de fiesta flamenca’ que por lo oído se prolongó hasta las cinco de la mañana del jueves. Arte de vivir en y fuera de la escena.

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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