«Corazón en silencio», del danés Bille August ha arrancado una gran ovación en una sesión de prensa abierta también al público donostiarra. El tema de la eutanasia es tratado con tacto, sensibilidad y cierto sentido del humor por este veterano cineasta danés, quien ha venido a San Sebastián arropado por todo el equipo de su película.
Bille AugustEl tema es grave y el tratamiento dramático. Una mujer, en fase terminal de una enfermedad neuro degenerativa, decide en común acuerdo con su esposo y su familia poner fin a sus días. Pero antes les reúne durante un fin de semana en la casa familiar. La hija mayor con su esposo y su hijo, la hija menor con su novio adicto a los porros, y una vieja amiga de infancia. Tales son los elementos de este guión que podría ser también una excelente obra teatral.
Las cosas que nunca se dicen van a salir a flote en ese fin de semana, las reflexiones éticas de unos y otros, los temores y las dudas. Con corte clásico pero indudable brío y excelente dirección de actores Bille August conduce el relato con un sorpresivo desenlace. Y sobre todo, con un momento de respiración y franca comicidad, cuando toda la familia decide fumar marihuana para relajar la tensión y la emoción de tan difícil momento.
Ganador de dos Palmas de Oro en Cannes con «Pelle el conquistador» 1987, y con «Las mejores intenciones» 1992, un guión que Ingmar Bergman le confió, Bille August nos ofrece ahora un drama familiar de indudable calidad humana y cinematográfica. Un guión bien construido, en el que el comportamiento de sus personajes se va desvelando y evolucionando en el seno de esa familia tradicional, con convicciones religiosas.
Danica Curcic (Actriz) Ghita Nørby (Actriz) Morten Grunwald (Actor) Paprika Steen (Actriz) Bille August (Director)
http://youtu.be/YDXhFhR4sMM
La película de August, con excelentes actores (Danica Curcic y Paprika Steen son las dos hermanas, Morten Grunwald y Ghita Norbi interpretan respectivamente el padre y la madre), es un alegato por el derecho a una muerte digna y también una fábula sobre la generosidad humana y la aceptación de una decisión que va a afectar los vínculos familiares y que exige un acuerdo unánime para escapar a una ley liberticida.
Antonio Banderas y Melanie Griffith
«Autómata» del director español Gabe Ibáñez, producida y protagonizada por Antonio Banderas, rapado al cero para la ocasión y con Melanie Griffith en el reparto, es una decepcionante producción de ciencia ficción rodada en Bulgaria, con un presupuesto de cinco millones de euros.
En paisajes desérticos y apocalípticos de un planeta contaminado por la radioactividad e invadido por la robotización, se desarrolla una trama poco convincente: un agente de seguros se ve atrapado en un entresijo de manipulaciones, cuando investiga el caso de un robot que no ha respetado los protocolos de fabricación. La tesis inicial se basa en esa ciencia ficción que predice la superioridad del robot sobre el ser humano y aunque busca su inspiración en ese género grabado con letras de oro por Blade Runner, la cinta no está a la altura del modelo.
Si la sorpresa de su sórdida atmósfera grisácea nos sorprende en la primera mitad, el desarrollo ulterior con un Banderas perseguido por una banda de pistoleros, atravesando un desierto radiactivo en compañía de varios robots rebeldes pero bien programados, nos hacen pensar en un western spaguetti con duelo final, resultando no solo poco creíble, sino francamente triste y aburrida.
La omnipresencia de Banderas y su carisma de actor no es suficiente para levantar un guión que se va hundiendo poco a poco en ese árido desierto contaminado en donde cualquier humano hubiese muerto nada mas poner los pies en él. Faltan también personajes secundarios de peso para arropar a ese héroe perdido en el mundo.
En este género de películas de ciencia ficción y robots, prefiero de lejos la serie sueca «Real Human», que les invito a ver y descubrir, con sus robots humanoides, en donde se plantean numerosas cuestiones éticas y sociales de gran interés en nuestra sociedad contemporánea en cuanto al uso de la robótica. La rebelión y la dualidad de los robots de Real Human resulta mucho más perturbadora e inquietante que los autómatas diseñados para la película de Gabe Ibañez, que tienen a mi juicio muy poco interés, salvo el de saber que son capaces de autorrepararse, y por lo tanto son teóricamente inmortales.