Entre los grandes del cine español está Carlos Saura, comparte cartel con Luis Buñuel y Pedro Almodóvar y da catedra a las nuevas generaciones de cine desde su perpectiva histórica y reconocida. Rodeado de sus hijos alienta la productora familiar, viaja por el mundo recibiendo premios y va dejando huella porque tomó al cine por amante, mujer y compañera. Y el cine supo corresponderle con pasión. “Aqui estoy”, dijo en Miami. Y la sala estalló en aplausos.
En el marco del MFF- Festival de Cine de Miami del Miami Dade College, se celebró, en el teatro Olympia, un homenaje al gran director español Carlos Saura, donde se le entregó el galardón The Precious Gem Master Award y luego se proyectó el documental Sauras del director Félix Viscarett.
Al iniciarse el acto, el cónsul de España, Cándido Creis, puso en relevancia los méritos de este creador y enfatizó los vínculos establecidos entre el Festival de cine de Miami y la industria cinematográfica española, entre España y Estados Unidos y demostró que el arte crea lazos permanentes y fructíferos.
Recordemos la brillante carrera de Saura, entre la que se destacan filmes como “Cria Cuervos” (76), ganadora del Gran Premio Jurado del Festival de Cine de Cannes. Saura también obtuvo el Oso de Oro del Festival de Berlin y dos Goyas, además de haber sido nominado para tres Oscars, uno por su film Carmen (83). Entre sus filmes memorables estan: Elisa, querida mía, Ana y los lobos, Flamenco (1996- 2011), Tango (99), Salomé (03), Don Giovanni (10), Argentina (16).
Carlos Saura había estado en Miami 15 años atras, presentando su film Salomé, tenía entonces 71 años. Ahora con 85, se nos presenta con la asombrosa vitalidad de un joven y la simpatía irónica de un consagrado.
“Aqui estoy”- nos dijo- “y recibo este premio con el pudor y cierta verguenza por tantas palabras sobre mi y la alegría que siempre representa un premio. Tengo 85 años, 7 hijos y más de 40 películas, creo que he cumplido con la vida y con el cine. Pero sigo haciendo proyectos”.
Su postura hacia el futuro es parte de su grandeza como creador, el pasado lo soporta pero el porvenir lo motiva, y nos explica que él quería bailar flamenco, tocar algún instrumento, dedicarse a la música, pero como nada de éso supo hacer, se tuvo que dedicar al cine. Y el cine fue inspiración y razón de vida.
Sauras
Félix Viscarett introduce su documental dedicado a Saura y a sus hijos. Nos comenta que no estaba muy seguro de poder realizarlo, por las multiples ocupaciones de Saura, por la complejidad, por los secretos y por abordar el mundo familiar de un personaje esquivo con respeto a su vida privada. Sin embargo, nos deleitamos ingresando al mundo sauriano: su casa, sus recuerdos, las muchas fotografías, los dibujos, la atmósfera familiar, el estudio y la presencia de sus hijos que van desfilando y recordando con su padre, su carrera, sus filmes, sus premios, sus vivencias.
De sus siete hijos solo Shana, hijo de Geraldine Chaplin, buscó una profesión distinta a la cinematográfica, es psicoanalista y vive en Estados Unidos, donde también vive su madre. Emociona el recuerdo de Saura sobre su pareja, el reconocimiento a la labor de actriz de Geraldine, la admiración al conocer a Carlitos Chaplin, que vivía recordando sus filmes.
Contrariamente, Saura no recuerda sus filmes, porque su mente esta siempre en un nuevo proyecto, no obstante, en retrospectiva, valora el trabajo realizado, y fue un acierto de Félix, intercalar escenas de películas memorables, en su documental.
Tal vez, Viscarett abusa de ciertos estribillos visuales, que demoran el natural fluir de la narración, este enamoramiento en ritornellos de ideas e imágenes alarga innecesariamente el film, pero el resultado final es un documental que nos abre las puertas al mundo de Saura, de su familia y de su trabajo. Significativa la última toma, frente a un espectacular paisaje, Saura comenta con su hija Anna la próxima película en México sobre música mexicana, el danzón, los corridos…
Al terminar la exhibición, Saura, su hija y Félix entablaron un interesante conversación, donde Saura, una vez más, insistió que el pasado está, pero no se puede vivir pensando en él, por más exitoso que haya sido, hay que mirar al futuro. Por eso, siempre está pensando en un nuevo proyecto. Confiesa que no fue el padre ejemplar, el cine absorbió todo su tiempo, y también reconoció que para crear, hay que estar solo, concentrado en las ideas.
Para Anna, su hija, lo importante es que su padre es una persona extraordinaria, a veces contradictoria, pero siempre creativa y positiva.
Félix, expresó su admiración al maestro y reconoció que filmando el documental aprendió a disfrutar de la tarea fílmica, a enfrentarse al rodaje menos planificado, más alerta para saber sortear los imprevistos y adaptarse a los cambios.
Saura, nos dejó, en esta tarde tropical de Miami, la experiencia de una vida dedicada al arte, nos mostró su fuerza de artista que radica en encontrar en el trabajo la energía creadora y la “joie de vivre.”