Demencia, la otra cara de la vejez

Abordar un cuadro de demencia que se presenta en uno de nuestros mayores no es empresa fácil, dado que de un modo progresivo, el paciente va perdiendo su capacidad cognitiva casi sin darnos cuenta. El diagnóstico pasa por una evaluación clínica, tanto neurológica como psicopatológica para atender de forma individualizada al enfermo y por tanto, dar pautas a su cuidador.

El tratamiento efectivo pasa por una detección temprana de los problemas cognitivos aunque explorar el cuadro mental del paciente no es fácil sin  muchos datos. Alrededor del 25 % de la población en el año 2020 presentará cuadros de demencia precoz a partir de los 65 años si bien estas se presentan de forma abrupta por encima de los 80 años aunque en años anteriores no hubiera signos externos de la enfermedad. En los primeros estadios presentarán problemas de memoria, sumados a los que tenga por la edad y las enfermedades asociadas en ese momento.

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El abordaje pasaría por una entrevista clínica, en donde se recoja la anamnesis del paciente y un test cognitivo-funcional para completar la historia aunque es necesario de todo punto hacer un diagnóstico diferencial y etiológico de la misma. Tanto la exploración física como otras pruebas complementarias darán un diagnóstico que podría acercanos al causal.

La consulta con un psiquiatra es necesaria para que englobe el síndrome demencial dado que es clínico y está contemplado dentro del DSM-IV (manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la Sociedad Psiquiátrica Americana). En la visita el psiquiatra puede notar el deterioro relevante de la memoria a corto y medio plazo así como la referidad a años atrás; pérdida de contenidos mnésicos relativos a la familia o al pasado y otras alteraciones cognitivas que se pueden notar en los años que preceden a ese momento.

Entre los datos más normales pueden existir las fabulaciones, el trastorno del lenguaje (comprender y razonar), apraxia (pérdida de la capacidad para ejecutar acciones a pesar de que la función motora esté conservada); fracaso en las actividades diarias; agnosia (incapacidad para identificar personas, familia a pesar de tener la función sensorial perfecta; este dato solo en fases avanzadas) y alteración de la actividad constructiva; disfunción ejecutiva; pensar en abstracto; planificar una acción y secuenciarla; aunque aparentemente parezca que sí.

Es propio de estos pacientes que mantengan una cierta aversión por las personas que no reconocen y que tengan reticencia a espacios en donde pueda existir el diálogo, la concentración o  la actividad cognitiva. Es frecuente que estas personas pasen por un trastorno psiquiátrico sin diagnosticar, normalmente una depresión leve, y con frecuencia, casi todas, el síndrome confusional agudo. Por ello, el diagnóstico diferencial pasa por detectar alteraciones no cognitivas tanto del comportamiento como del estado afectivo de forma que pueda verse los efectos sobre la propia demencia o el delirium; entre la demencia y la depresión o al revés. A veces la depresión se presenta como demencia.

Es bueno apuntar la conducta del paciente y ver si existe desorientación, pérdida de atención, sueño, sensaciones constantes o intermitentes, alteración vigilia-sueño etc. Hay que detallar la vida afectiva, las molestias que la persona pueda referir o el cambio de vida en el espacio temporal; día versus noche, por ejemplo.

En el caso de padecer un síndrome confusional agudo, y no una demencia, puede presentar el paciente una descompensación de base bien por el corazón, la tiroides, por deshidratación o por un trastorno hidroelectrolítico. En muchos casos se puede confundir con la demencia porque convergen algunos síntomas agudos que pueden desorientar al médico tales como la alteración de la conciencia; los cambios de las funciones cognoscitivas; la desorientación; la alteración de la percepción; entre otras. Esas alteraciones que pueden presentarse de forma aguda por períodos cortos de tiempo se resuelven en horas o días por tanto diferenciar el comportamiento, la conducta y apuntar todos los detalles puede ayudar a la valoración del paciente y ver si obedece a un patrón clínico topográfico cortical (temporoparietal) o bien subcortical.

En todos los casos, es preciso ver a un médico para que le ponga nombre al tipo de demencia o bien para que descarte la misma y aparezca como consecuencia de una enfermedad que se esté gestando por detrás que pueden ser de todo tipo, degenerativas; vasculares; infecciosas; tóxicas; metabólicas; desmielinizantes; etc. etc.

Ver a una persona con salud y con algún tipo de demencia es una de las situaciones más complejas que existen para los familiares. La pérdida de identidad es siempre muy triste y hay que estar preparado para recibirlo por ello, es frecuente también que los familiares pidan ayuda psicológica para sobrellevarlo. La reducción de la capacidad cognitiva es una señal que nos debe poner alertas; todo lo demás, no dependerá de nosotros.

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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