Respeto pero poco entusiasmo provocó en la sesión de prensa la película “Todos lo saben” de producción española, con participación de Francia e Italia, escrita y dirigida por el cineasta iraní Asghar Farhadi. La esmerada dirección de fotografía está a cargo de José Luis Alcaine.
La proyección para la prensa tuvo lugar en la sala Debussy del palacio de festivales, paralelamente a la proyección en la gala oficial celebrada en el auditorio Lumière, una vez acabada la ceremonia de apertura que los periodistas pudimos ver no en directo, sino en la pantalla.
“Todos lo saben” es un thriller, cuyo punto de partida es el secuestro de una niña, durante una boda celebrada en el seno de una familia de viticultores españoles. En su primera mitad la película narra de forma fluida y con brillante puesta en escena los preparativos y la fiesta campera, donde va presentando uno a uno todos los personajes.
A partir del secuestro el guion adopta las claves del thriller, pero oscila rápidamente hacia un melodrama mal resuelto a medida que se complica y se desarrolla, con los personajes de esa madre desesperada, interpretada por Penélope Cruz, de su examante a cargo de Javier Bardem, y de su marido en la película el argentino Ricardo Darin.
Si Asghar Farhadi es un cineasta confirmado y con una mirada siempre singular en sus encuadres y soluciones de puesta en escena, “Todos lo saben” tiene a mi juicio un problema de credibilidad en el guion. Tiene el defecto esencial de esas coproducciones escritas y realizadas en torno a un panel de actores decididos por la producción para facilitar su ulterior distribución.
Aunque bien aconsejado en sus localizaciones y en la ambientación artística de ese medio rural y pueblerino, la película ha sido rodada en Torrelaguna, en las cercanías de Madrid, y bien servido por un panel de veteranos actores, a los que hay que añadir a Eduard Fernández, Bárbara Lennie o Ramón Barea entre otros, los diálogos y las situaciones no resultan siempre creíbles, el problema sin embargo no son los actores sino sus personajes y el desenlace resulta fallido traicionando en un momento dado su propio suspense.
Asghar Farhadi galardonado en Berlín con “A propósito de Eli”, 2009 y “Una separación”, 2011, y en Cannes con ”El pasado” 2013 y con “El cliente” 2016, sale por vez primera de su habitual temática social iraní, tentado por hacer una película en España con actores conocidos, pero el resultado es un guion poco convincente en esa realidad española que el mismo ha descubierto probablemente durante el rodaje, con personajes que no tienen la fuerza y la credibilidad de los que habitan sus películas realizadas en Irán.
Según contó a la prensa la idea del guion la tuvo al descubrir durante sus vacaciones en España un hecho acaecido realmente en el que se inspira su película. Tolerado y admirado en su país, no obstante la censura de los Mollah, Farhadi ofrece en sus películas iraníes siempre una mirada crítica y social, aunque moderada, sobre la realidad de su país, mediante metáforas, matices y pequeños detalles, una profundidad y realismo en sus guiones que no encontramos en esta su primera película española.