Para algunas (muchas) personas, los acontecimientos son muy fáciles de abordar: todo se articula en un esquema binario de buenos y malos, de blanco y negro. Una perspectiva simplificadora tan reconfortante como cuestionable, en especial cuando toca enfrentarse a asuntos delicados y complejos como el de ETA.
La versión oficial al respecto es clara: no hay otra opción que no sea la de vencedores y vencidos, y cualquiera que trate de cuestionarla, por levemente que sea, verá cómo su nombre es contado entre las despreciables filas de los «equidistantes», cuando no directamente entre los «terroristas».
Este libro busca reflejar, lo más objetivamente posible, pese a la disparidad de los datos y análisis, los 50 últimos años de Euskadi, dadas las violencias que lo tensionaron, extendidas al final a toda España. Y al tiempo reflejar la historia de ETA, desde sus preinicios hasta su convulso desarrollo y final. También hace hincapié en la represión, desde el franquismo hasta nuestros días, en Euskadi, incluidas las torturas, llevada a cabo por las fuerzas gubernamentales.
Los datos, las fechas, los nombres, a veces pueden ser contradictorios, pero se han reflejado los más consignados en las diversas fuentes consultadas, de una y otra parte. Veamos por ejemplo como se dan las víctimas causadas por ETA.
- Según el Ministerio del Interior, entre 829 y 856.
- Por Covite, 858.
- Por el Gobierno Vasco, 837.
- Secuestros, entre 1970 y 1997. Se subrayan 86
- Acciones terroristas: 2.472.
- Se fijan en 3.800 militantes los miembros activos de ETA
- Y en 3.300 los encarcelados.
Por parte de la organización terrorista GAL, se sitúan en 27 los asesinatos cometidos por ella. No se especifica el número de las causadas por sus antecedentes, el Batallón Vasco Español, la Triple A, o el Antiterrorismo ETA.
El Gobierno Vasco habla de 187 víctimas vascas, las causadas por la policía y la guardia civil.
El miembro del GAL, un portugués que combatió en Angola especificando: “Me gustaba matar, me gustaba ver sangre”, llamado José Paulo Rodríguez, en el documental Tierra de Nadie de Salomé Lamas, declara: “La sangre y la pólvora son como la coca y la heroína”… “En el GAL no éramos guerrilleros. Éramos asesinos y punto”. Y subraya que por cada miembro de ETA –a veces incluso no lo eran- que mataban les daban en pesetas el equivalente a 60 000 euros. Sería condenado en 1986 por el asesinato del bar Batzoki. Los fondos reservados del Ministerio del Interior con los que se pagaba el GAL no permitió Felipe González que se investigaran.
Hemos abordado tres figuras fundamentales de ETA, Txabi Etxebarrieta, primer muerto de la organización al que vengaron con el asesinato de Melitón Manzanas, Pertur, caso no resuelto por quienes le asesinaron y dónde le enterraron, y Yoyes, asesinada por dos importantes miembros de ETA, y los asesinatos cometidos por ETA por el extremo rechazo que reflejaron, el de Miguel Ángel Blanco, Hipercor, y otros cuyas víctimas incluyeron a mujeres y niños.
Insistimos: es posible que algunos nombres –diferencias entre el euskera y el español- fechas e incluso lugares puedan variar según las fuentes consultadas.
Las nuevas reflexiones sobre las violencias, que encuadran el desarrollo de la obra, no son sino una apuesta por la paz, el diálogo, y la condena de todos los asesinatos los ejecuten quienes los ejecuten.