Un especie de love story agridulce para contar con delicadeza no exenta de sensualidad, la historia triste y parece que con tinte autobiográficos, de ese pastelero (The cakemaker) de Berlín, que es la ópera prima del realizador lemán Ofir Raul Graizer, conocido ya del público cinematográfico internacional por su cortometrajes “La discoteque”, “A prayer in jnuary” y “Dor”.
La película llega a las pantallas españolas trs pasar por la sección oficial del Festival de Karlovy VaryTras y su presentación en el útimo Festival de San Sebastián.
Protagonizada por Sarah Adler (Foxtrot, 2017; Nuestra música, 2004), Tim Kalkhof (Homeland, 2015) y Zohar Strauss (María Magdalena, 2018; Lebanon, 2009) «El repostero de Berlín» nos adentra en la vida del pastelero alemán Thomas, quien mantiene un romance con Oren, un joven hombre de negocios israelí que viaja con frecuencia a Berlín.
Tras enterarse de que Oren ha muerto en un accidente de tráfico, Thomas decide dar un vuelco a su vida y viajar a Jerusalén en busca de respuestas. Con una identidad falsa, se cuela en la vida de Anat, la viuda de su amante, quien tiene una pequeña cafetería khoser, y empieza a trabajar para ella haciendo tartas y pasteles innovadores, que devuelven la vida al local.
Película dulce y emotiva. “Tragedia bisexual en la que cada hombre tiene una mujer y un hombre, y la mujer dos hombres” (Luc Chessel, Libération).
Canto a la libertad, al deseo y al amor loco y subversivo, y crítica sin piedad de los fundamentalismos. Pese a tener un guión bastante previsible, la fuerza de la historia reside en la inteligente serenidad con que Anat, la viuda, se mueve entre la ortodoxia de un hermano que no consigue imponer su autoritarismo y su deseo de libertad “ganada a pulso”, y en la audacia de los diálogos.
Con un poco de interés, también podemos aprender a hacer una tarta selva negra.