Greenpeace sostiene que los grandes incendios forestales son un problema ambiental estructural que afecta a la seguridad nacional, y reclama una mayor planificación para evitar episodios de emergencia social, en un análisis de los siniestros que afectan actualmente a España, Portugal y los EE. UU.
Los incendios forestales no dan tregua, indica Greenpeace. En Valencia, el incendio que se inició el pasado 6 de agosto en Llutxent y Pinet es ya el tercero más grande de 2018, con más de 2600 hectáreas arrasadas por el fuego y alrededor de 2500 personas afectadas. No es una situación única de España: California está sufriendo el incendio más destructivo de su historia y en el Algarve (Portugal) las llamas han quemado ya una cifra superior a las 15 000 hectáreas.
“Los grandes incendios forestales ya no son una excepción, sino la tendencia con la que la sociedad debe convivir, asumiendo el riesgo y, por tanto, la responsabilidad de poder mitigarlo. Cada vez hay más incendios de alta intensidad, incendios peligrosos y rápidos que no dan tregua a un operativo que lucha infatigable y que asume más riesgos que nunca. El modelo actual de gestión de incendios basado sólo en la extinción no resuelve el problema. Se centra en las causas que originan el fuego, pero no en las que lo propagan. Es fundamental actuar en ambas causas”, señala Mónica Parrilla, responsable de la campaña de Incendios de Greenpeace.
Los progresivos cambios demográficos, el abandono rural, o la matorralización de cultivos abandonados, han modificado el paisaje y, por tanto, la frecuencia e intensidad de los incendios. A estos factores se suman las consecuencias del cambio climático (olas de calor, sequía…). Un paisaje inflamable, susceptible de arder en cuanto se inicie un incendio que será rápido y devastador. En este paisaje inflamable se inserta además una planificación urbanística que no tiene en cuenta el riesgo de incendios forestales, con viviendas en mitad de montes y bosques que se consideran indefendibles y que conllevan un gran riesgo para la población.
Greenpeace presentó el pasado junio el informe ‘Protege el bosque, protege tu casa’, en el que analizaba las causas de la nueva era de incendios de alta intensidad de los últimos años, y el grado de cumplimiento de la normativa en España. El informe denuncia la falta de planes de prevención, emergencia y autoprotección contra incendios forestales. Las conclusiones eran alarmantes: el 8 % de los municipios en zonas de alto riesgo de incendio forestal no tienen planes de emergencia en caso de incendio.
El informe también destaca la ausencia generalizada de planes de autoprotección en todo el país. Por ello, Greenpeace resalta la necesidad de que la población asuma el riesgo de incendio forestal para poder prevenirlo y mitigarlo.
“Es fundamental que la población demande recursos para que los municipios cuenten con planes de emergencia ante incendios y, por supuesto, que estos se implementen. Además, las administraciones deberían llevar a cabo campañas de concienciación dirigidas a las personas propietarias de viviendas para que elaboren su propio plan de autoprotección. No hacerlo revierte no sólo en sus vidas y sus bienes, sino también en el bosque y en la seguridad de los operativos de extinción y emergencias que asumen más riesgos de los debidos”, asegura Parrilla.
El caso de la Comunidad Valenciana
Según el informe de Greenpeace, de los 128 municipios valencianos ubicados en zonas de alto riesgo, solo 60 cuentan con planes de prevención de incendios.
Aunque algunos municipios como Torrent, Alzira, Xàbia o Alcoi son un referente local en el desarrollo de políticas preventivas, el grado de cumplimiento y ejecución de estos planes es todavía una incógnita.
En cuanto a emergencias, actualmente hay ocho municipios que disponen de planes frente al riesgo de incendios forestales aprobados y homologados. Tres en la provincia de Alicante (Ibi, Pego y la Vila Joiosa) y cinco en la de Valencia (Alzira, Estubeny, Ontinyent, Paterna i Vilamarxant).
“En comparación con otras comunidades, la Comunitat Valenciana ha hecho muchos avances en su planificación, pero sigue siendo escasa y con falta de implementación y seguimiento. Es un buen comienzo, pero a la vista de incendios como el de estos días, todavía queda mucho por hacer», concluye Parrilla.