El caso del periodista saudí Jamal Khashoggi[1] al que parece que se tragó la tierra hace ya doce días cuando entró en el consulado de su país en Estambul, cada vez se parece más a una mala película negra de serie B.
Mientras la realidad parece imponer que se ignora mucho más de lo que se sabe, los medios de comunicación locales e internacionales mantienen la alerta encendida y publican diariamente pequeños avances en la búsqueda de la verdad de lo ocurrido, y grandes rumores avalados por “fuentes fiables”.
Según un artículo publicado en el diario turco Sabah y del que hoy se hacen eco varios periódicos internacionales, Jamal Khashoggi, el periodista saudí que lleva desaparecido desde el 2 de octubre de 2018, cuando acudió al consulado de su país en Estambul para arreglar unos “papeles” con vista a su inminente matrimonio, grabó su interrogatorio en el interior de la legación diplomática, y quizá también su tortura, con un reloj inteligente de marca Apple que llevaba encima y que previamente había conectado a un iPhone que entregó a su novia antes de entrar en el edificio. El diario turco cita “fuentes fiables de un servicio especial de inteligencia”.
También otros dos periódicos turcos, Sözcü y Milliyet, mencionaban ya el viernes 12 de octubre el “reloj inteligente” conectado a un teléfono que Khashoggi había dejado en manos de su prometida, Hatice Cengiz, antes de dirigirse al consulado. Y anteriormente, el diario estadounidense Washington Post, aseguró que las autoridades de Ankara habían comunicado al gobierno de Washington que tenían en su poder grabaciones de audio y vídeo que demostraban que el periodista fue “interrogado, torturado y luego asesinado” en el interior del consulado.
Otra información, ésta del diario económico Les Echos, precisa que dos funcionarios turcos ya mencionaron a la agencia Reuters que Jamal Khashoggi llevaba un reloj Apple que conectó a un móvil, que dejó fuera, antes de entrar en el edificio, y añade que algunos miembros de los servicios de inteligencia saudíes se dieron cuenta y utilizaron “las huellas digitales” del periodista para borrar algunos ficheros.
El mismo periódico asegura después que se trata de una tesis poco creíble porque incluso “los modelos más recientes necesitan una conexión wifi que no existe en Turquía”. Pese a todo, los enviados especiales a Estambul de varias televisiones internacionales están hoy haciéndose eco de la posibilidad de que, efectivamente, el propio Khashoggi grabara el más que probable calvario que le habían preparado en la legación diplomática saudí.
- Informaciones sobre Jamal Khashoggi en periodistas-es