Tras leer a lo largo de varios años las conclusiones de algunos estudios científicos que hablaban de la bondad del cartílago de tiburón, la Agencia del Medicamento Americana, FDA, por sus siglas en inglés, ha asegurado que este compuesto no está indicado para el tratamiento de la artrosis, artritis o cáncer, dado que no existen estudios que amparen la efectividad que procuran en su prospecto.
A lo largo de varios años hemos comprobado cuáles eran las bondades del cartílago y hoy estas se van al traste, cuando se ha demostrado que no solo no es útil para el cáncer y otras enfermedades autoinmunes como la artritis o la artrosis, sino que el marketing y no la ciencia, que es quien ha vendido este producto, resuelve que no solo no cura sino que produce en algunos pacientes cólicos abdominales, dispepsia, estreñimiento, fatiga o debilidad, entre otros síntomas que pueden perjudicar la patología que ya padezcan.
Hace más de veinte años, un libro llamado «Los tiburones no enferman de cáncer», escrito por William Lane, justificaba las bondades de este compuesto dado que los tiburones tenía propiedades y sustancias biológicamente activas. De ahí salieron la curación de la psoriasis, la degeneración macular y de todos los tejidos que estuvieran afectados por la formación de nuevos vasos sanguíneos. El bloqueo de la angiogénesis asociado a la ingesta de este producto fue avalada por la FDA norteamericana para patentarlo y posteriormente comercializarlo, aunque finalmente la organización no asumía que las aportaciones científicas fueran suficiente para denominarlo medicamento, aunque sí lo ampara en el MACI, una técnica de implante de cartílago mediante la cual se cultiva condrocitos del propio paciente para tratar lesiones de mediano o gran tamaño tanto en las rodillas como en los tobillos.
Este complemento alimenticio, que es uno más de la cadena del fraude que se expende en herbolarios con efectos terapéuticos y curativos, supone la venta de cerca de 2000 millones de euros al año en España. Pastillas milagro, cremas curativas, cápsulas, jugos, etc. y otros complementos que se venden para tratar enfermedades; de nuevo hacen las veces de placebo en el paciente, que pueden ser verdaderamente efectivas, pero no hablamos de ciencia, de verdad científica, de medicinas.
No hablamos de curación, ni tampoco de sustitución de hierbas por medicamentos. Esto es más serio de lo que parece, porque muchos pacientes han optado por las vías alternativas y han dejado sus respectivos tratamientos contra la enfermedad que padecen y finalmente han muerto.
Evitar ser tratado por facultativos o especialistas en oncología, reumatólogos, endocrinólogos, determinadas afecciones que supuestamente cura el cartílago de tiburón es responsabilidad del que lo vende como sustituto de un medicamento, y convencer a un paciente para vender pastillas milagro es vender fraude a sabiendas de que no sirve absolutamente para nada. De nuevo la desesperación ante la enfermedad nos hace ingerir cualquier producto a costa de lo que sea; muchas veces porque no sabemos que estamos realmente enfermos, y solamente la medicina nos podrá, o no, curar.