Wanda -Todo el mundo cree en ti
Santa -¿Todo el mundo? No creo”
Las cartas de “me lo pido” no paran de llegar al lugar lejano y helado donde vive Santa Claus con su encantadora mujer, Wanda. En otro territorio, a mitad de camino de la tierra, 92 000 elfos vestidos de rojo fabrican incansables juguetes: rompecabezas, muñecos, coches y garajes, granjas y animales, monopolys y ositos de peluche… millones de ositos porque este año la demanda ha crecido.
Todos los niños quieren un peluche y Santa quiere que todos tengan también lápices de colores.
“Santa Claus & Cia”, la nueva película del realizador francés Alain Chabat (“Asterix y Obelix: Misión Cleopatra”, es una comedia familiar que el propio Chabat ha escrito y protagonizado también, junto a una Audrey Tatou (“Amélie”) en el papel de la esposa de Papá Noel.
Pío MarmaÏ (“El primer día del resto de tu vida”), Golshifteh Farahani (“Piratas del Caribe: la venganza de Salazar”) entre otros, y un par de niños que cumplen adecuadamente con el cometido encomendado.
En vísperas de Navidad, los 92.000 elfos que trabajan para Santa Claus fabricando y empaquetando regalos caen enfermos de un mal misterioso. Es una emergencia que Wanda asegura puede curarse con una cápsula de vitamina C. Para conseguirlas, Papá Noel coge el trineo y se dirige a la tierra, aterriza en un tejado de París iluminado como nunca, en pleno Montmartre justo al lado del Moulin Rouge, y da comienzo a una aventura en busca de la medicina que le lleva a chocar con un mundo que desconoce totalmente, asaltar una farmacia, enfrentarse con la policía y, finalmente, encontrar aliados en una familia. Todo para salvar la magia de la noche más importante.
En esta comedia tierna, poética y divertida, el personaje que hace soñar en todos los continentes tiene toda la apariencia del San Nicolás de las clásicas leyendas nórdicas: su manto es verde esmeralda y sus cabellos son plateados, detalles que inmediatamente aprecian los dos niños y sobre los que no dejan de preguntar. También tiene una mirada dulce y una voz reposada que irrita a los humanos con los que se cruza casi tanto como su destreza para aparecer y desaparecer, sin necesidad de puertas ni ventanas, lo mismo que para conocer los nombres de todos y los deseos que se esconden en las cartas enviadas a la dirección del Polo Norte. Y le acompaña todo el “atrezzo” del género: renos, trineos, estrellas y meteoritos que le cruzan en su camino del cielo a la tierra.
De este choque entre Papá Noel y los humanos corrientes, entre el personaje de la leyenda y los hombres que la han creado, en una historia con imágenes muy bellas y muchos efectos especiales surgen situaciones cómicas, entendimientos y enfrentamientos inevitables, momentos de inocencia e incluso escenas espectaculares como la larga travesía de los Campos Eliseos en trineo volador.
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