Juan de Dios Ramírez-Heredia[1]
Estamos en vísperas de unas nuevas elecciones. Vamos a elegir a nuestros representantes en los municipios y en los parlamentos de las diferentes Autonomías que hay en España, así como a quienes nos han de defender en el Parlamento Europeo.
Nuestra llamada a la votación del pasado día 28 produjo un éxito sin precedentes. Logramos cuatro, ¡Sí, cuatro! parlamentarios en el Congreso de los Diputados.
Ahora deberíamos conseguir un número respetable de concejales que pueden ser decisivos a la hora de elegir al alcalde de su municipio. Lo se por experiencia. Algún alcalde de poblaciones importantes de Almería ―mi tierra electoral― lo ha sido gracias al voto gitano de su municipio.
Lamento no ser tan optimista en la elección a los Parlamentos autonómicos. Ahí acusamos un déficit mayor de candidatos, aunque Carla Santiago Camacho tiene muchas posibilidades de conseguirlo en la Asamblea de Madrid.
Y en las municipales ofrecemos un nutrido grupo de candidatos y candidatas, algunos muy bien situados, que serán nuestra voz en sus respectivos ayuntamientos.
Importancia de las elecciones al Parlamento Europeo
Y al Parlamento Europeo no tenemos la menor duda de que Patricia Caro Maya será nuestra representante en la Cámara de Estrasburgo. Esto hará que España adquiera el liderazgo que durante muchos años ejerció entre los gitanos y gitanas europeos al ser el Estado miembro que con mayor autoridad ofreció al mundo el testimonio de la acción política en favor de los gitanos. Con una voz gitana y española seguiremos demostrando que España es el país europeo que ha demostrado tener el compromiso militante de atacar sin descanso a la extrema derecha parlamentaria que es el refugio demostrado de todos los racistas.
El tercer mundo para los gitanos está en Europa
Hace unos días un conocido líder gitano, Zeljko Jovanovic, llamó la atención de los gitanos europeos con el fin de hacerles ver la importancia decisiva que para nosotros tiene las elecciones europeas. Los gitanos, venía a decir, tenemos fundadas nuestras mayores esperanzas en las políticas comunitarias porque “solo unos pocos políticos, funcionarios y burócratas de las instituciones europeas apoyan a los romaníes. Sin embargo, están más abiertos a apoyar nuestra causa que la mayoría de nuestros políticos nacionales. Si perdemos incluso el poco apoyo que tenemos de la UE, inevitablemente sentiremos las consecuencias negativas en nuestras vidas.”
El “Eurobarómetro” es la herramienta de mayor prestigio en la Unión Europea que mide y hace pública la realidad social comunitaria. De sus datos se desprende una realidad incuestionable, conocida y denunciada por los propios gitanos y de la que tienen noticia las autoridades comunitarias:
- Los adultos gitanos viven diez años menos que la media europea entre los “gadchés” (no gitanos)
- Las investigaciones indican que en Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Chequia la mortalidad infantil es de dos a seis veces superior entre los gitanos que en el conjunto de la población.
- En varios hospitales de Hungría, Rumanía y Bulgaria hay maternidades segregadas de baja calidad, y las mujeres gitanas son víctimas de discriminación racial y maltrato físico durante el parto.
Esta es una realidad que sufren los gitanos del resto de Europa, gracias a Dios ya superada en gran parte por los gitanos españoles:
- El 80 % de los gitanos y sus hijos viven en riesgo de caer en la pobreza mientras que un tercio de los menores gitanos están en situación de riesgo de irse a la cama con hambre;
- Esto no es una vivienda, es una barraca.
- Un tercio de las familias gitanas encuestadas no tienen agua corriente en casa; la mitad no tiene retrete, ducha o baño en el interior de la vivienda; y, en un quinto de los casos, el tejado de la casa tiene goteras; las paredes o cimientos, humedades, o los marcos de las ventanas, podredumbre.
- El 63 % de los jóvenes gitanos de entre dieciséis y veinticuatro años ni trabajaban ni recibían educación ni formación cuando se llevó a cabo la investigación. En España ese porcentaje era tan solo del 12 %
Yo mismo he denunciado en el Parlamento Europeo que en Chequia, Finlandia, Alemania, Hungría, Eslovaquia y Suecia, se ha obligado durante décadas a las mujeres gitanas a esterilizarse. Desgraciadamente todavía hoy no se ha establecido en estos Estados un mecanismo adecuado de compensación.
En Bulgaria, en comparación con el resto de la población, los gitanos denuncian haber sido víctimas de abusos en comisarías de policía el doble de veces que los no gitanos. Mientras que el porcentaje subió al 70% en el caso de los menores gitanos.
Apátridas o carentes de documentos personales de identidad
Este es un fenómeno que conozco bien porque lo he vivido en mis propias carnes. Cuando fui elegido Diputado en las elecciones de 1977 una de mis primeras iniciativas parlamentarias fue establecer que en los Registros Civiles de España se dieran facilidades especiales para que los gitanos ―y por supuesto, también los no gitanos― que no estuvieran inscritos o carecieran de DNI lo pudieran hacer cómodamente y sin miedo a ser castigados.
A raíz de la guerra de los Balcanes, en Italia hay multitud de gitanos que son apátridas o corren riesgo de pasar a serlo. Esto lo ha puesto de manifiesto Soraya Post en el seno de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. Miles de niños gitanos nacidos en Italia se encuentran en un limbo de invisibilidad jurídica privados de derechos básicos, por más que sus familias lleven décadas viviendo en el país. Y en Rumanía hay unos 15 000 gitanos sin partida de nacimiento, por lo que no tienen derecho a la identidad ni al reconocimiento efectivo de la ciudadanía.
Desconozco en estos momentos que candidatos gitanos figuran en las listas de sus respectivos países, aunque las informaciones que me han llegado son sumamente descorazonadoras.
Por eso Patricia Caro Maya, nuestra joven gitana, psicóloga y luchadora en primera línea contra las injusticias que nos rodean, sentirá el aliento de millones de gitanos de toda Europa para que sea nuestra voz allí donde está la llave que puede abrir la puerta que dar entrada a decenas de miles de gitanos y gitanas europeos, ―como ella y como yo―, a una sociedad más justa e igualitaria.
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Juan de Dios Ramírez-Heredia es abogado y periodista. Presidente de Unión Romaní