El 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud desde 1999, fecha en la cual se recogió esta efeméride por la Organización de Naciones Unidas. Ésta determina que actualmente las personas son jóvenes desde los 10 hasta los 24 años de edad.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud creó una escala de salud a la que los jóvenes pertenecen desde los 10 hasta los 30 años, dado que a partir de esta edad se pueden comenzar a manifestar ciertas patologías que pueden ser crónicas en la década siguiente. Haber tenido una juventud sana en términos de hábitos de vida saludable, supondría que los pacientes, en el caso de comenzar con algunas enfermedades, podrían prolongar la salud hasta la quinta década de la vida.
Los llamados binge drinking weekends (fines de semana de bebida compulsiva) lleva a muchos jóvenes a comenzar con problemas de salud a partir de la década de haber comenzado estos hábitos. A pesar de los avances médicos y del aumento de la esperanza de vida, muchos jóvenes tienen enfermedades pulmonares, desarrollan cánceres de forma prematura, y otras enfermedades que no corresponderían por su edad biológica precisamente por este tipo de conductas a lo largo de al menos veinte años.
Entre los mayores problemas que padece la juventud española, es que un 20 % de los jóvenes en edad de trabajar y emanciparse siguen en paro y en la casa familiar. En España los jóvenes se concentran en las ciudades grandes y están abandonando los lugares de origen precisamente por la falta de oportunidades y la constante desmotivación, que no logra que estas generaciones proyecten negocios u otras actividades en zonas rurales.
A pesar de que la juventud es la que empuja, Europa es la región con más ancianos del mundo, seguida de América del Norte y Oceanía. La falta de empleo juvenil, los salarios bajos y la precariedad laboral impide que los jóvenes pongan en marcha una vida de forma autónoma y siguen viviendo con sus progenitores hasta bien entrados los 30 0 35 años. Si esto ya es un drama en una sociedad como la española, el dato se hace insostenible si hablamos de trabajadores pobres que, aunque tienen empleo, su salario no llega para comer, no hablemos de alquilar una vivienda. Solo el 20 % de los jóvenes entre 17 y 30 años está viviendo en una casa propia, según los datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud.
Otro aspecto a destacar en España son los Ninis, jóvenes que ni estudian ni trabajan, según destaca el Ministerio de Educación y Formación Profesional. El abandono de los estudios, la escasa cualificación, sumada a la falta de motivación de un futuro, les lleva a estar en casa de sus padres sin hace nada durante al menos una década. Este dato contrasta con la sobrecualificación de algunos jóvenes que a pesar de tener uno o dos grados, varios idiomas y un máster, no logran encontrar tampoco empleo y acaban en trabajos menores para poder subsistir en idénticas condiciones que los que no tienen estudios.
Para la ONU es significativo que la juventud pueda disponer de una educación de calidad inclusiva, equitativa y que pueda promover el aprendizaje de la sociedad que emerge, dado que es el objetivo número 4 de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
El mejor dato que llevan a gala los jóvenes del siglo XXI sin duda son los modelos de fomento del cambio de paradigmas, entre los que se incluyen movimientos a favor del cambio climático; la concienciación social; la normalización de la identidad de género; el movimiento LGTBI; y la discapacidad y todo lo que tiene que ver con la igualdad de las personas, que son cuestiones que adoptan como propias y son los que suman y desarrollan actividades de divulgación de los derechos humanos.