“La hija de un ladrón”, ópera prima de la directora Belén Funes, 35 años, que valió la Concha de Plata a la Mejor interpretación femenina[1] a su protagonista, la joven Greta Fernández quien, por primera vez, trabaja junto a su padre, el excelente actor Eduard Fernández, interpretando justamente a un padre y una hija.
En un melodrama real como la vida misma, Sara, una madre soltera que vive en la soledad y la precariedad en un barrio marginal de la Barcelona actual, tiene un padre –Manuel- que acaba de salir de la cárcel, una pareja que se desentiende bastante y un hermano pequeño en una casa de acogida. Sara, quien por fin ha encontrado trabajo como pinche de cocina en un restaurante, quería formar su propia familia con su hijo y su hermano. Sabe que Manuel es un obstáculo para sus planes y decide alejarlo de sus vidas.
Sara se debate entre un presente de joven mujer luchadora, con fuerzas y difícil de rendir, y un pasado tóxico que desconocemos en sus detalles y que en ocasiones actúa como una losa que podría llegar a frenarle en sus aspiraciones. Pero Sara pertenece a lo mejor de una generación devastada por la miseria y otras circunstancias.
La película “La hija de un ladrón” está inspirada en el corto “Sara a la fuga”, de la misma directora y producido por Isabel Coixet, premiado en el Festival de Málaga de 2015 con la Biznaga de plata al mejor cortometraje y a la mejor realización.
Cine social comprometido con una realidad –la de los trabajadores pobres- que salta diariamente a la vista y que se está imponiendo en los extrarradios de las grandes ciudades, esta película es un motivo de reflexión continuada para un espectador poco acostumbrado a valorar un cine aparentemente menor y, sin embargo, muy cercano y conmovedor.