Los juegos son una forma de entretenimiento desde el comienzo de la humanidad, hay jeroglíficos egipcios que muestran escenas similares a los juegos de mesa actuales, y las apuestas deportivas están documentadas entre griegos y romanos. En español hay que recordar que la palabra azar viene del árabe “Az-zahr” que significa “dado”.
En el siglo dieciséis aparece una primera en español sobre el BlackJack, en un libro escrito por Miguel de Cervantes, juego de cartas que sigue siendo fuente de atracción en los casinos y ha sido motivo de múltiples escena cinematográficas hasta llegar a configurarse con diversas adaptaciones en los casinos de apuestas online.
Otra certeza es que sin los juegos de azar, los matemáticos del Renacimiento no hubieran formulado la teoría de la probabilidad.
Y si bien es cierto que el juego ha tenido históricamente detractores, lo cierto es que existe una fuerte relación entre juego y sociedad, como muestra la costumbre de desearse suerte al despedirse, o atribuir a la buena o mala suerte éxitos o fracasos de la vida cotidiana.
La ruleta, el póquer, los dados, el monte, el bingo, las siete y media, el chaquete, el mus, las máquinas tragaperras y también las apuestas deportivas en las carreras de caballos o en las canchas de pelota vasca, pasando por la lotería y las quinielas futbolísticas son algunos de los juegos de apuestas que se han practicado con más asiduidad a lo largo de los siglos.
Porque aunque en todo juego de azar siempre hay una expectativa de ganar, si esa expectativa es económica puede llegar a causar adicción, y no se debe olvidar que el juego persigue aportar momentos gratificantes y no condicionar la vida de las personas.