Hoy en día se fabrican productos a tutiplén, lo vienen llamando progreso, pero al parecer ya estamos padeciendo señales de alerta evidentes, de que la “prosperidad” y la fortuna está en manos de quienes manejan los hilos del sistema económico. Estos personajes juegan a ser dioses por tierra, mar, aire y espacio virtual.
El sistema produce artículos de todo tipo para venderlos, aún siendo la catalina más grande, venenosa, tóxica y/o perjudicial que pueda existir. Como el sistema capitalista, se basa en la máxima de que el lucro justifica los medios, se dedica a invertir en apariencias mediante la parafernalia mediática y virtual.
Así, a través de “sus canales” bombardean la mente para crear necesidades de productos asociados a la salud, los bebés, la belleza, la limpieza de todas y cada una de las partes de nuestros cuerpos, limpieza del hogar, los alimentos, las bebidas, los coches, los viajes, la ropa, los móviles, los juguetes, los entretenimientos o sea los juegos de apuestas… y así hasta el infinito. No hay más que fijarse en los centros comerciales, en los que hay cientos de productos para la misma función: lavarse las manos, gel de ducha, champús, pasta de dientes, tintes del pelo, ropas diversas con tintes y tejidos variados, conservas de alimentos, bebidas, aguas, etc.
Según el criterio del capitalismo neoliberal consumir todos estos productos nos hace más saludables, felices, apuestos, nos dan prestigio, nos entretienen, dan la sensación de vivir en un mundo feliz, nos abren las puertas para ganar dinero… la realidad es que engañan y enganchan, y encima, si no consigues todo eso te harán creer que es por tu culpa ¡ahora es cuando se aplaude! ¡Plas, plas, plas…!
Todos los tóxicos químicos nos llegan por tierra, mar y aire, siendo peligrosos para el cuerpo (mutágenos, carcinógenos, reprotóxicos, además de poder producir inflamaciones), y son dañinos para el medio ambiente, en definitiva para una vida saludable en la Tierra.
Esta contaminación es bioacumulativa lo que significa que la sustancia química se deposita gradualmente en el tiempo y se acumula en el organismo de un ser vivo, entre otras razones porque no puede ser metabolizado.
El capitalismo salvaje que se empeña en deslumbrar, conduce a la ceguera adormeciendo las mentes, pero las mujeres y los hombres tenemos que ganarle la partida a la inconsciencia y la alienación, pues nos va la vida en ello *.
Así las cosas, se puede deducir que el ser humano que come de todo, se lo come todo… entonces vamos a ver si hacemos algo antes de reventar.
Puede ser que los más espabilados bien adaptaditos y adaptaditas al sistema, experto en mal educar en competir, decidan seguir en la línea del clásico “sálvese quien pueda” y cada uno a lo suyo. Sin embargo para cambiar de verdad, no es la opción, pues sería más de lo mismo y además conjurándose con el “santo sistema”, aunque siempre habrá de todo…
* Recordando una vez más la “filosofía” de los hermanos Rothschild, banqueros de profesión: “Los pocos que comprenden el sistema, debido a su interés en los beneficios o favores que éste les proporciona, no presentarán ninguna oposición; por otro lado, la gran masa de la población, mentalmente incapaz de entender las tremendas ventajas (que obtenemos), soportará su carga sin quejarse, y quizás sin comprender que el sistema es contrario a sus intereses más preciados”.
[…] de bosques por su tala o por su quema intencionada, tenemos que más pronto que tarde empezaremos a sentir las consecuencias, de hecho ya las estamos […]