Suelo prestar atención e interés a los artículos que cada sábado publica en el diario La Voz de Asturias mi estimado Enrique del Teso.
En el último (Las gafas del coronavirus) se pregunta el firmante por la incidencia que podría haber tenido una epidemia como la detectada hace meses en la provincia china de Wuhuan si se hubiera producido en Estados Unidos, con una gran parte de la población a la intemperie de una atención sanitaria pública.
A lo largo de estas últimas semanas hemos asistido a la diligencia y celeridad con las que el Gobierno chino fue dando respuesta a un gravísimo problema de salud pública que requirió, entre otros logros sin duda loables, la construcción de varios hospitales en cuestión de ocho días para dedicarlos exclusivamente a la atención y cura de la enfermedad.
Esta medida, a juicio de Bruce Aylward, líder de la misión de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China, ha sido fundamental para reducir de una manera exitosa el número de contagiados y encarar el camino de la estabilidad.
Aylward ha dicho que ha sido la aplicación de lo que algunos estiman como normas básicas y viejas de salud pública, «con un rigor nunca antes vista en la historia», lo que ha propiciado tan buenos resultados: «Todo ha consistido en encontrar los casos de contagio, aislarlos y aplicar rigurosas limitaciones de movimiento».
Lo que se hizo fue, además de levantar los hospitales específicos en cuestión de poco más de una semana, una restricción «estricta» de movimientos en Wuhan, epicentro del brote, cierres de fábricas y reanudación ordenada de la producción, un uso exhaustivo de datos para encontrar cada foco de contagio y un tratamiento científico «muy ágil».
«Si llegamos a no tener ambulatorio ni médico donde llevar a nuestro padre – escribe Teso en su artículo-, estaríamos palpando cómo sería el mundo neoliberal descarnado para la mayoría de la gente, cómo el lucro privado nunca es un mecanismo redistributivo, cómo las estructuras públicas son la frontera con la barbarie y cómo esas estructuras públicas exigen responsabilidad económica de todos con el conjunto, y no como en una sociedad desagregada de individuos a granel, donde las piedras de cada uno se conviertan en pan».
¿Qué hubiese ocurrido si en lugar de darse en la República Popular China el foco de coronavirus -el país posiblemente más capacitado para combatirlo, según está demostrando junto a Corea del Sur-, se hubiera dado en Estados Unidos, donde actualmente la industria médica le tiene declarada la guerra al Medicare for all del candidato demócrata a la Casa Blanca Bernie Sanders, al que combaten miles de lobystas y un presupuesto anual de quinientos millones de dólares?
¿Estaríamos dispuestos a ser sinceros con la respuesta a esta pregunta en nuestra sociedad?
Con el debido respeto al admirado compañero Félix Población: Muy bueno tu artículo, pero ¿Hemos considerado por qué esa dispersión, escapada y ojalá que nomute del virus estaba siendo tratado en esa región de China y tardaron varios días en mostrarnos la foto del cadáver del supuesto científico que lo manejaba. Con el régimen chino fue drástico el cercar a la población imponer medidas draconianas y «levantar en unas semanas un par de edificios de urgencia médica» Bravo. En China eso y mucho más es posible Con Emperador, Pdte de República, Mao y lo que se tercie. ¿PERO DE DONDE SALIO ESE VIRUS? ¿Qué buscaban?… Sobre esto tenemos que trabajar. Por lo demás, el articulo, excelente, como todos los suyos. Sed cui prodest scelus? A estas alturas… ls casualidades y viniendo de donde vienen y con la lucha sin cuartel que tenemos encima… INVESTIGUEMOS.