Cuando ya se intuye el fin del confinamiento y se comienza a pensar en recuperar la normalidad surgen también los miedos en torno a la incertidumbre del futuro económico que nos espera como provincia, como país y como parte de una de las entidades supranacionales más importantes del mundo, la Unión Europea.
Con un déficit previsto para España este año del 9,5 por ciento -unos cien mil millones de euros aproximadamente- y sin visos de que la situación vaya a mejorar en un corto espacio de tiempo, la eurozona se encuentra ante un momento que necesariamente definirá su futuro a largo plazo.
Mientras algunos analistas consideran que nos encontramos ante el canto de cisne del proyecto europeo debido a las tensiones internas -el sur necesita dinero pero no quiere que se le impongan reformas y el norte difícilmente aceptará mutualizar cientos de millones de euros en deuda bajo la sospecha de que, sin cambios estructurales en el sur, esta ayuda se cronifique – otros consideran que el golpe ha sido tan fuerte que necesariamente sacará a la Unión del adormecimiento en el que lleva sumida lustros.
Y es que, en una asociación conformada por países tan diferentes, los intereses de cada uno de ellos no siempre convergen y tal vez una de las posibles vías de escape pase por apostarlo todo para situarse al frente de la vanguardia tecnológica.
Por este motivo, el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) utilizará sesenta millones de euros en ‘Iniciativa del EIT en respuesta a la crisis’ en un esfuerzo para tratar de superar la pandemia causada por el SARS-CoV-2. De este modo apoyará a emprendedores y empresas que tienen como objetivo la búsqueda de soluciones innovadoras para superar la crisis actual, teniendo en cuenta la sostenibilidad y salud tanto para el planeta como para quienes lo habitamos.
Dicho fondo tiene como misión potenciar la innovación en los sectores concernientes al cambio climático, la salud, digitalización, alimentación, energía sostenible, movilidad urbana, materias primas e industria.
En España la pandemia también ha convertido la innovación tecnológica en la protagonista imprescindible para salir de la crisis, o cuanto menos, mitigar sus efectos. Así lo muestran las diferentes iniciativas de cooperación tecnológica impulsadas en el Estado cuyo objetivo ha sido fabricar material de protección frente al coronavirus. Así nació el proyecto Coronavirus Makers, mediante el que ciudadanos de a pie se organizaron para la confección de viseras, mascarillas y material para hacer frente a la pandemia mediante impresoras 3D.
Otro instrumento que parece revelarse como de gran utilidad son las cámaras termográficas, capaces de monitorizar la temperatura en estaciones de tren, metro o aeropuertos e incluso en las tiendas -pese al debate sobre la posible vulneración de derechos que podría conllevar- o el uso de drones y robots con funciones de reparto de comida o medicamentos en pabellones de aislamiento e incluso labores de desinfección, como ya se está probando con Atila.
Y en el ámbito de la medicina, los sistemas telemáticos permiten controlar a pacientes afectados de enfermedades crónicas a través de video consultas, se pueden llevar a cabo telediagnósticos, descongestionando así los centros de salud. En este escenario, China ha sido capaz de desarrollar un sistema de inteligencia artificial que mediante tomografías escaneadas está preparado para descubrir casos de coronavirus.
El avance tecnológico también alcanza “al dinero”
En cuanto al mundo de las inversiones con base tecnológica no podemos olvidarnos de mencionar las criptomonedas, cuya reina indiscutible, bitcoin, acaba de cruzar la puerta de su tercer halving en la historia de bitcoin, siendo el primero y segundo en 2012 y 2016 respectivamente.
Normalmente un halving de bitcoin es un evento que despierta gran expectación en inversores y traders de activos digitales, ya que la experiencia nos dice que pasado un tiempo el valor de bitcoin sube, -aunque nunca hemos vivido un halving en situaciones tan poco corrientes como la que estamos viviendo ahora- y con él el del resto de las criptodivisas. Ahora mismo, ateniéndonos a las gráficas de la cotización btc/usd, este se encuentra por encima de los 9.500 dólares.
La reinvención tecnológica se nos muestra imprescindible en la nueva realidad y la adaptación es inevitable. Es en estos momentos cuando nos hemos dado cuenta de cuan necesario se hace implementar la innovación en nuestra vida, en todos los ámbitos -trabajo, comunicación, ocio, inversión…-.
Si bien hace unos pocos meses el uso de las nuevas tecnologías se limitaba para un gran porcentaje de la población a las plataformas de televisión o las redes sociales, esta pandemia nos ha abierto los ojos y nos muestra un escenario donde la innovación tecnológica ha venido para quedarse.