Una buena escritura no implica poseer grandes conocimientos gramaticales, pues para eso solo basta con manejar algunos conceptos elementales y aplicar el sentido común. Un comunicador social o cualquier profesional cuya herramienta básica de trabajo sea el lenguaje oral o escrito, debe tener presente que su función va más allá de un mero título universitario. Debe leer para estar actualizado.
Hay quienes, para justificar su desconocimiento, dicen que es más fácil resolver una ecuación matemática, que aplicar una regla gramatical. No comparto ese criterio, pues para saber si una palabra es grave, aguda o esdrújula, basta con aprenderse el concepto de cada una, lo cual -en mi opinión-, no es tan complicado como resolver un ejercicio o una fórmula que implique la utilización de grandes conocimientos científicos. La gramática tiene sus complicaciones, ante lo cual hay que «estar en guardia»; pero de allí a compararla con las matemáticas, es una exageración.
Dentro de la gama de dificultades que pudieran encontrarse a la hora de redactar, está la conjugación de los verbos, pues quien no conozca la clasificación por su significado, su inflexión y el significado de los tiempos, tendrá algunas dificultades, que podrán ser superadas con un pequeño esfuerzo. Mi experiencia de más de veinte años dedicado a la redacción de textos para medios de comunicación, me indica que en esto no hay nada difícil. Hay, claro está, casos que en ciertas y determinadas circunstancias ofrecen dificultades; pero eso no significa que sean más difíciles que una ecuación con dos incógnitas.
Pero si algo pudiera considerarse difícil, eso sería el uso adecuado del verbo haber, y es de lo que voy a hablarles de forma volandera, no sin antes felicitar a todos los periodistas venezolanos hoy en su día.
No manejo con absoluta facilidad el asunto; pero sí poseo algunas nociones que me permiten aclarar algunas dudas, sobre todo cuando el referido verbo aparece en su forma impersonal, que se ha convertido en el dolor de cabeza de hablantes y de redactores profesionales, también de los comunes y corrientes. Se sabe que hay formas de este verbo que son impropias; pero por lo general se desconoce el porqué.
La muestra más frecuente de mal uso del verbo haber, sin dudas, es la en que se lo usa como si fuese sinónimo de existencia, y por eso es repetitivo el empleo de expresiones como: «Habemos periodistas que aún no estamos colegiados»; «En el barrio habemos tres aspirantes al consejo comunal»; «Habemos personas que no estamos de acuerdo con que se aplique el pico y placa», etc. En los tres ejemplos se advierte claramente una intención de indicar existencia, solo que se usa la forma incorrecta.
Se debe tener presente que la norma establece que el verbo haber solo se emplea en la tercera persona del singular, sea cuales fueren el modo o el tiempo de que se trate. «Habemos personas» y «hubieron heridos» son las formas impropias que más aparecen, y hay quienes jamás las utilizarían; pero por descuido o desconocimiento dicen «habían», «habrán», «hayan» o «han habido», igual de impropias como hubieron o habemos, como lo muestra este ejemplo, citado en el libro «Con la lengua», del profesor (fallecido) Alexis Márquez Rodríguez: «Ministros han habido y habrán de toda ralea y calaña, incluidos algunos que fueron docentes». Debió ser ha habido y habrá.
De la misma naturaleza son: «En el juego han habido dos expulsiones»; «Hubieron varias tarjetas amarillas»; «Habían muchas personas esperando al Gobernador». Se debe tener presente y sin entrar en honduras gramaticales, que de la misma forma como se dice «hay habitaciones libres», se debe decir «había habitaciones libres», «Ha habido disparos»; «Habrá disturbios»; «Hubo varias expulsiones».
En el caso de que se desee expresar existencia, sobre todo de grupo, para evitar el habemos, como «En Guanarito hay (y no habemos) cuatro locutores», debe usarse ser o estar. El problema pudiera darse en el caso de que el que habla o escribe quiera o deba incluirse en el grupo. Si el grupo es total y permanente se debe decir: «En Guanarito somos cuatro locutores»; pero si la referencia es por algo momentáneo, se podrá expresar: «En Guanarito estamos cuatro locutores».
Una forma de evitar el uso inadecuado de habemos, es recordar que no es sinónimo de existencia.
Estimado David, ciertamente es un dolor de cabeza el uso impersonal del verbo haber. Como señalas acertadamente debe ser siempre en singular, es el uso culto y debería serlo también para el uso corriente de todos. Pero la tendencia a hacer concordar en número el verbo impersonal con el complemento es tan común y difundida, que esta lucha por su uso normativo es dura. Saludos.