Muchas son las causas de las jorobas en la espalda. La obesidad, una mala postura durante mucho tiempo -volviéndose mal hábito-, efectos secundarios de un medicamento específico y hasta por «herencia». Sin importar cuáles sean las causas, su eliminación pasa por procurar seguir estos consejos.
¿Tienes joroba en la espalda, también llamada joroba de búfalo? ¿Con mucha frecuencia te sugieren que camines derecho, que mejores tu postura, o directamente, que te endereces? Si la respuesta es afirmativa, aquí dispones de un artículo de información para eliminar la joroba de bufalo, esa temida patología que puede derivar en problemas sensitivos y motores relacionados con afecciones en la médula espinal. Por los riesgos que puede tener, es necesario corregir el problema cuando apenas se sospecha de su aparición.
Identifica el origen del problema
Es esencial reconocer que no todas las jorobas se originan por la misma razón. Algunas causas posibles podrán encajar más con tu caso, mientras que otras serán más específicas y posiblemente puedan requerir de la evaluación de un especialista para determinar con exactitud el tratamiento a seguir.
Las causas más comunes pueden ser:
- Mala postura: trabajar durante mucho tiempo sentado es una de las razones por las que se produce la joroba de búfalo. Las razones, lógicamente, están en que aunque tengas presente la importancia de una buena postura, de estiramientos regulares durante la jornada de trabajo y demás, en determinado momento puedes distraerte y comenzar a crear el mal hábito. Es, desde luego, la causa más común.
- Cambios drásticos de peso: las personas que ganan peso con rapidez -o incluso, que lo pierden- suelen adquirir estos hábitos al andar. Es un mal propiamente asociado al cambio repentino de peso, y de cómo el cuerpo intenta amoldarse a esos cambios. La grasa acumulada en esa zona de la espalda -denominada grasa dorsocervical- es muy difícil de eliminar, y puede hacer visible una joroba.
- Condición hereditaria: otra causa común de las jorobas en la espalda es que alguien en tu familia también lo tenga. En todo caso, no significa que no puedas corregir esta postura y hacer más llevaderos sus efectos.
¿Qué debes hacer para mejorar tu condición?
Salvo que las causas estén relacionadas con un fármaco, motivo por el que deberás contactar con tu médico especialista de confianza para determinar si es posible que se pueda deber a ello -algunos fármacos asociados al tratamiento del VIH, de sífilis y otras enfermedades infecciosas o que ataquen al sistema inmunológico están relacionados con este malestar-, deberás seguir hábitos saludables como los que encontrarás en este blog de salud, y ser disciplinado en la corrección de la postura puede ser suficiente para mejorar tu estado físico y de salud general.
Realiza terapias
Aunque tiene un coste, deberás considerarlo como una inversión por el cúmulo de patologías que podrás evitar simplemente al solucionar este problema.
Un fisioterapeuta es el profesional más indicado para proceder a este tipo de correcciones, ya que a través de masajes y ejercicios sencillos, serás capaz de notar mejoras casi de forma inmediata.
Adopta técnicas saludables
Si la causa está asociada a la obesidad o al cambio de peso repentino, intenta alimentarte mejor y hacer ejercicio regularmente.
Si, en cambio, está asociado a una mala postura por mucho tiempo en una posición -por ejemplo, trabajando en una silla de oficina-, la solución está en crear una sesión de ejercicios que puedas hacer entre pausas del trabajo, acondicionar una silla y un escritorio que te permitan estar erguido, utilizar cojines adicionales para la región del dorso o adquirir fajas especiales, cuya función es precisamente mantener la posición erguida.
Practica ejercicios sencillos
Si no quieres comprar productos o asistir a una consulta de fisioterapia, o quieres utilizarlo sólo como último recurso, siempre podrás hacer ejercicios sencillos en casa que te permitirán cambiar esta realidad. De hecho, los ejercicios son la mejor manera de restaurar la posición más saludable de la columna vertebral y también de lograr resultados sostenidos en el tiempo, siempre y cuando, puedas crear el hábito del ejercicio y lo incluyas en tu agenda diaria.
Los ejercicios básicos de la espalda y de los hombros, caminar, bajar escaleras -este descenso obliga a mantenerse erguidos-, o hacer yoga, donde la mayoría de las posiciones de esta práctica se relacionan con una postura que permite favorecer la circulación, serán soluciones prácticas y sencillas que podrás llevar a cabo en tu hogar.