La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas ha retirado a la marihuana de su lista de narcóticos de riesgo, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los beneficios médicos y terapéuticos de esa planta, aunque sin recomendar el uso recreativo del producto.
Fue una decisión dividida, tomada el miércoles 2 de diciembre 2020: de los 53 Estados que integran la Comisión, veintisiete votaron a favor de retirar a la marihuana de la lista negra donde estaba junto a opioides letales como la heroína, veinticinco lo hicieron en contra y hubo una abstención, informa la IPS.
Entre los que votaron a favor estuvieron once de los doce gobiernos europeos (Hungría se opuso), Australia, Canadá, Ecuador, Estados Unidos, India, Marruecos, México, Reino Unido, Sudáfrica y Uruguay.
Contra esta decisión votaron países como Brasil, Chile, China, Cuba, Japón, Perú, Rusia y la mayoría de los Estados africanos que integran la Comisión.
Entre los que favorecieron la medida, Ecuador apoyó todas las recomendaciones de la OMS e instó a que la producción, venta y uso de cannabis tenga un marco regulatorio que garantice las buenas prácticas, la calidad, la innovación y el desarrollo de la investigación.
En cambio Chile sostuvo que existe una relación directa entre el uso de cannabis y el aumento de la posibilidad de padecer depresiones, déficit cognitivo, ansiedad, y síntomas psicóticos, y Japón advirtió que el uso no médico de la planta podría dar lugar a impactos sociales y de salud negativos, especialmente entre los jóvenes.
La marihuana (Cannabis sativa) figuraba en las listas Primera y Cuarta de la Convención Única de Estupefacientes que adoptó la ONU en 1961, y la decisión adoptada en esta capital la retira de la cuarta lista, donde están drogas muy nocivas y con escaso o nulo efecto terapéutico, como la heroína.
Al permanecer en la primera lista, se la reconoce como sustancia adictiva bajo fiscalización y control para evitar perjuicios que puede ocasionar su consumo, pero sin impedir el acceso a preparados relacionados con esa planta para su uso médico o la investigación científica, de acuerdo con la Comisión de Estupefacientes.
Según la OMS, preparados a base de cannabis ya han mostrado posibilidades de uso terapéutico en los tratamientos de dolor y otras afecciones médicas, como la epilepsia o los espasmos asociados a la esclerosis múltiple.
Por ejemplo, según la OMS, un derivado de la marihuana como el cannabidiol, un compuesto no intoxicante, debe estar libre de controles internacionales, ya que tiene un papel destacado en las terapias del bienestar y ha creado una industria de miles de millones de dólares.
En los debates de la Comisión se consideró que la medida adoptada hacia la marihuana puede impulsar la investigación científica adicional sobre sus propiedades medicinales, e incluso para que los países reconsideren las leyes sobre su uso recreativo.
Actualmente, más de cincuenta países han adoptado programas de cannabis medicinal, mientras que Canadá, Uruguay y quince de los cincuenta estados de Estados Unidos legalizaron su uso recreativo. Luxemburgo y México estudian esa posibilidad.
Las naciones que adoptaron la Convención de 1961 lo hicieron preocupadas por la salud física y moral de la humanidad, aunque ya entonces reconocieron que el uso médico de los estupefacientes continuará siendo indispensable para mitigar el dolor.