Omar Rayo fue uno de los artistas más destacados del arte moderno colombiano. Cuando me invitó a su Museo Rayo en Roldanillo no dudé en visitarlo y poder entrevistarlo, nuestra amistad se afianzó luego, en los años de Nueva York. Su obra geométrica ha alcanzado fama internacional y su Museo Rayo es faro cultural y artístico en la región del Cauca colombiano.
El movimiento plástico geométrico latinoamericano, que abarca desde 1934 a 1974, cuenta con representantes como El grupo Madi en Argentina, Luis Tomasello y César Paternosto, La Recherche Visuelle y Le Parc en París, Cruz Diez, Jesús Rafael Soto y Alejandro Otero en Venezuela, México con Felguérez, Carlos Mérida; Cuba con Loló Soldevilla y Colombia con Edgar Negret, Eduardo Ramírez Villamizar y Fanny Sanin, por nombrar los más destacados.
Omar Rayo pertenece a este movimiento plástico tan importante y lo marcó con su estilo. Nació en Roldanillo el 20 de enero de 1928 y murió el 7 de junio de 2010. Se inició como caricaturista para periódicos de Cali, viajó por Latinoamérica y comenzó a exponer, logrando, en 1970, el Primer Premio del Salón Nacional de Artistas de Colombia.
Presentó exposiciones por Latinoamérica y Estados Unidos y después de vivir en La Guajira y Nueva York, se radica en 1981 en su pueblo natal, donde funda el Museo Rayo de Dibujo y Grabado.
Llegué a Roldanillo y Omar y su esposa Agueda Pizarro me recibieron con gran cariño en su casa, la primera visita fue al Museo. En su despacho iniciamos esta bella conversación que a diez años de su muerte toma significación de homenaje.
Omar Rayo: Adri, veo que estás encantada con el Museo Rayo, pues, el museo y su fundación surgieron cuando obtuve el Premio de la Bienal de San Pablo en Brasil, en 1973. Regresé a Colombia, después de casi quince años volví a mi pueblo y el Municipio de Roldanillo me condecoró con la Medalla Cívica y respaldaron ese homenaje con un terreno, yo acepté el reto, porque el terreno era para que construyese algo vinculado a mi arte y sentí que volvía a enlazarme con mi país. Llevé los planos del terreno a México, donde iba a exponer en el Museo de Arte de Chapultepec y llamé a mi amigo arquitecto Leopoldo Goutt. Le mostré los planos y él me dijo: «Aquí hay que hacer un museo, un centro cultural y taller». Me hizo los planos del museo y me los regaló. Era el segundo regalo que recibí y el segundo reto.
Deseábamos un museo equipado, diseñado para su función, pero, el mayor problema era la región tropical y sus cambios de temperatura. Decidimos concebirlo con ocho módulos de concreto que se comunican entre sí, iluminados por uno ojo cenital, con temperatura natural estable, no aire acondicionado sino un sistema térmico con paredes dobles para que circule el aire y se mantenga permanentemente fresco.
Se inauguró en 1981, alberga una colección de dos mil obras mías y de artistas internacionales. Organizamos exposiciones de arte, talleres, festivales de cine, poesía, grabado, conferencias, cursos y más. Ahora estoy preparando una exposición con mis obras, cuarenta trabajos hechos en Roldanillo. También tenemos exposiciones internacionales. Hemos traído desde Madrid cuarenta grabados de la Tauromaquia de Goya. Hemos expuesto setenta dibujos del maestro José Luis Cuevas traídos desde México.
El Museo se ha convertido en un centro de actividades culturales y artísticas para la región. Tu has visto la gente que llega. Ahora en el Valle del Cauca todos hablan de arte, poesía, cultura.
Adriana Bianco: También has motivado con la propuesta de Arte Vial. Vi las obras en la carretera cuando entrábamos al pueblo…
OR: Sí, la experiencia de Arte Vial colabora con la difusión, las obras además están en la Iglesia, en el pueblo. Hicimos una presentación en Cartagena en la Conferencia de los No Alineados, el 14 de octubre, colocamos veinte pinturas de gran tamaño de pintores colombianos y todos los mandatarios y presidentes de países que asistieron a la conferencia se sintieron asombrados de la categoría de arte que hay en Colombia y que estaba expuesto al público. Arafat dijo a uno de los periodistas que en Colombia hay dos cosas maravillosas: las mujeres y el arte colombiano. (Nos reímos).
Tenemos talleres infantiles, concurso de arte para niños y aquellos que comenzaron hoy son adultos, algunos profesionales y me agradecen ese contacto con el arte. Cada vez hay más gente que participa porque saben que es una institución seria y parte de su entorno, invito a artistas internacionales que vienen a exponer y a dar clases especiales.
Yo creo que los museos de arte moderno tienen que ser hechos por artistas, el arte no puede permitirse burocracia o que la política manipule la cultura. Lo político y la burocracia dañan al arte. El museo hecho por artista es una nueva concepción cultural. Por eso trabajé en esta maravillosa empresa. Fue muy esforzado. Construíamos el museo y pasaban las avionetas del narcotráfico, eran tiempos muy difíciles pero nuestra pasión era mayor.
Creyeron que era para mi ego personal, pero yo, Adri, entregué mi vida, mi tiempo y mi dinero para este Museo, que hoy es un fenómeno cultural.
AB: Sin duda Omar, has movilizado el Valle del Cauca. Sabes, otros artistas también consideran importante el museo concebido por artistas. Tenemos el Museo Tamayo y el Museo José Luis Cuevas en la ciudad de México, en Oaxaca el Museo de Francisco Toledo, en Venezuela el Museo Otero y mas…
OR: Si, porque el arte es entrega, es dar para que la gente goce, piense, aprecie. Son los artistas los que pueden mostrar la «cocina del arte», cómo manejamos un pincel, un punta seca, un color…
Mira…(y nos aproximamos a una vitrina), el papel por ejemplo, de dónde se saca la materia prima… de la la pulpa vegetal de fibra de cáñamo, de la corteza del plátano, de los naranjos, por eso el aroma, papel de frutas, papeles que huelen, tienes que ir enamorándote de la materia, El papel es un dios con dos caras y dos espaldas que cargan el conocimiento humano. Todos esos secretos los conocemos los artistas.
AB: Omar, háblame de tu carrera. Tuviste una primera etapa de caricaturista, luego, el «Bejuquismo» con influencia del Surrealismo, luego, te interesaste por los aspectos geométricos del arte prehispánico, y ahora has llegado a una madurez en el dominio óptico y estas en una etapa de color.
OR: Sí, en esta nueva etapa he vuelto al color, gran parte de estas obras se expusieron en el Museo de Arte Moderno de México. Tanto años de vivir en Nueva York, se me había secado la retina y solo pintaba en blanco y negro, para mi una virtud, porque fue una fase en mi vida, poética y concentrada. Al volver a mi tierra, Colombia, reencontré el color que estaba perdido. El color trae muchas connotaciones, como luz, por ejemplo. Estoy preparando una serie de fotografías que tomé en Roldanillo. Agueda, quien es poeta, dice que la luz de Roldanillo es una daga que cae vertical. Busco esa magia de la luz que cae sobre el sujeto, sobre el paisaje y lo convierte en otra cosa.
AB: Caminé por el pueblo, las casitas blancas…la luminosidad del trópico…las montañas…
OR: La luz vuelve mágicas las casas blancas de Roldanillo y la cordillera donde duermen las nubes con sus juegos de colores que yo llamo arreboles. Estoy experimentando con la fotografía, con la computación puedo manipular los colores, las formas. Hay una foto de Roldanillo que tomé cuando estaba lloviendo, cuando la vi me di cuenta que no es agua lo que cae, es luz. El reflejo rebota y todo es luz. Quiero hacer una exposición de todos los fenómenos de la luz. En Roldanillo me llaman «cazador de arreboles» porque siempre salgo a tomar fotos, miro las nubes que están sobre la cordillera en el atardecer, hay colores increíbles. A veces, alguien del pueblo viene y me dice:
-Maestro, hay un arrebol sobre la cordillera, venga!
Y allá voy y veo un arrebol de más de cincuenta kilómetros de largo, naranja, verde, amarillo, rosado hasta que desaparece…y cuando desapareció regreso a mi taller a seguir pintando.
Estoy alucinado con el color. Estoy pintando mi entorno, lo que me pertenece, mi color. Y la luz que es el origen de todos los colores. He vuelto a las fuentes, Adriana. El hombre se insensibiliza, toma demasiada distancia. El artista en cambio, tiene que estar siempre sensible a todo.
AB: Si… alerta, abierto. Por qué te inclinaste a la geometría…qué te cautivó?
OR: La geometría poética no tiene muchos adeptos. Es necesaria una formación para leer la obra. La figuración es más explícita, más fácil. Con una obra geométrica o abstracta el diálogo es más difícil.
Mira, yo no elegí, ni lo hice porque estaba de moda sino porque me di cuenta que era mi manera de expresión. La geometría fue lo más cercano a mi forma de pensar, de interpretar. La geometría siempre me ha perseguido, no al revés.
Agueda acota sonriendo: «La geometría es una novia obsesiva con Omar».
Nos reímos. Omar continua:
Con la geometría yo he encontrado mi lenguaje, la manera de decir mis cosas.
Tienes la geometría oriental, japonesa, árabe, escandinava, pero también la geometría azteca, prehispánica con un acento distinto. Leí que cuando Paul Klee vio los textiles parcas, cambió su visión y lo entiendo.
AB: Los textiles prehispánicos son un capítulo aparte en el arte latino Americano, creo que ellos influyen en tu obra.
OR: Sin duda. Los textiles para mi tienen mucha importancia, las fibras, los diseños, esa trama especial, los colores, esos dobleces y pliegues, las guardas. Me encantan los textiles incas, guatemaltecos, mexicanos, son todo un lenguaje. Recorro también el sendero de los quipus que tienen un hechizo para mi, como lo tienen los textiles.
AB: ¿Cuál es la técnica para lograr esa perfección dentro de la geometría, el uso del spray?
OR: No pinto con spray, intenté, pero vi que las sombras no tenían transparencias, se perdía la veladura del detalle, era una visión muy pareja. Yo gozo pintando esas sombras, esos puntos, hay toda una sensualidad en los detalles. Sé que algunos dicen: ¡Qué loco! ¡Hacer eso a mano!
Yo soy un amanuense pictórico y en ese contacto con la tela, con el color, la línea, la luz, está mi verdadero gozo, el placer de la pintura.
La pintura es como la poesía, la poesía es creación de palabras y la pintura es poesía muda. También la poesía me persigue…
– Otra novia obsesiva- acota Agueda, y nos reímos.
Soy hombre nacido en el trópico, la naturaleza es tan exuberante que nos contagia, todo te invita al arte, la calidez, los frutos, la música, los colores, el paisaje, el cariño, la pasión forman parte de esta naturaleza exuberante tropical, pródiga, creativa. Como ves, el arte también me persigue…
Una verdadera entrevista inspiradora. Siempre interesa la mirada de los maestros y no siempre uno tiene acceso a ella. Bravo, bien llevada.