El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha mantenido la semana pasada una reunión con la directora general de la UNESCO, Audrey Azulay, para reiterar la candidatura española a acoger Mondiacult 2025.
En palabras de Urtasun: «Nosotros hemos venido a reiterar el ofrecimiento y la candidatura para poder acoger a Mondiacult en 2025, que es el gran encuentro internacional sobre la cultura que organiza la UNESCO. Y he reiterado a la directora que Barcelona sería la sede que nosotros elegiríamos en el caso de que España fuera elegida».
El pasado octubre los ministros en funciones de Cultura y Deporte, Miquel Iceta -hoy embajador de España en la UNESCO- y de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, presentaron la candidatura de España para organizar Mondiacult 2025 y, con ello, pusieron de manifiesto la intención de España de seguir trabajando para que la cultura sea reconocida como un Bien Público Mundial.
Mondiacult es el principal encuentro internacional sobre políticas culturales, celebrándose las dos primeras ediciones en México en 1982 y en 2022.
En esta última se insistió en la necesidad de que la cultura sea considerada como Bien Público Mundial, lo que fue apoyado por España con firmeza durante la Conferencia y posteriormente lo plasmó en la Declaración de Cáceres, impulsada por la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea (UE) y que los veintisiete ministros de Cultura de la UE adoptaron por unanimidad.
Además de Mondiacult, España se compromete a organizar el Foro Mundial de Políticas Culturales, aprobado en México en 2022.
Otro país que ha presentado su candidatura es Arabia Saudí, pero a favor de la candidatura española, además de lo dicho, está su experiencia en la aplicación de declaraciones y buenas prácticas de las Convenciones de Cultura de la UNESCO y en la cooperación cultural internacional, aunque Barcelona ha sido elegida recientemente por la UNESCO como sede de la Conferencia Mundial sobre los Océanos.
Ojalá que todo sea tenido en cuenta para conseguir el objetivo.
Como finalizaba la Declaración de Cáceres: «Cultura es, en definitiva, un derecho de la ciudadanía que los poderes públicos y cada individuo tienen la obligación de salvaguardar. Por ello suscribimos hoy este compromiso, para que la Cultura sea de ahora en adelante considerada un bien público esencial y un bien público mundial al más alto nivel político».
