Todos los países deben suspender los envíos de gas lacrimógeno, vehículos blindados y otros tipos de material antidisturbios a Turquía hasta que las autoridades turcas garanticen el derecho de los manifestantes a la reunión pacífica y a la libertad de expresión, ha manifestado Amnistía Internacional.
La organización hace este llamamiento tras el reiterado uso abusivo por parte de la policía de agua a presión y grandes cantidades de gas lacrimógeno para dispersar las protestas –algunas de ellas violentas– en Estambul y en otras ciudades del país en los últimos tres días. Esta nueva serie de manifestaciones se desencadenó tras la muerte de un joven manifestante en circunstancias poco claras, durante la intervención de la policía en una manifestación en la provincia meridional de Hatay en la madrugada del martes.
“La policía turca ha vuelto a hacer un uso abusivo de la fuerza para responder a las manifestaciones, y esto pone de manifiesto la necesidad de que todos los países suspendan los envíos a Turquía de gas lacrimógeno, material antidisturbios y vehículos blindados para uso policial mientras no se tomen medidas para evitar que mueran personas o resulten heridas”, ha afirmado Andrew Gardner, investigador de Amnistía Internacional sobre Turquía.
“Pedimos a los gobiernos que adopten una postura firme y presionen a Turquía para que respete el derecho a manifestarse pacíficamente y ponga fin al uso abusivo de la fuerza.”
Nuevos suministros de gas lacrimógeno
Según información aparecida en medios de comunicación, las autoridades policiales turcas han hecho un pedido extraordinario de material antidisturbios que incluye 100.000 botes de gas lacrimógeno y más de 100 vehículos blindados. Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos e India, cuatro de sus proveedores anteriores, pueden suministrar el gas lacrimógeno. Según algunos informes, el pedido efectuado es aún mayor y la Policía Nacional ya ha adquirido 150.000 cartuchos en 2013, según lo previsto en su plan anual de adquisiciones.
Los nuevos suministros servirán para reponer las existencias, que quedaron gravemente mermadas o dañadas este año cuando la policía hizo un uso indebido de botes de gas lacrimógeno y otras sustancias químicas irritantes, como pulverizadores de pimienta y agua a presión, y recurrió al uso de fuerza excesiva utilizando balas de plástico contra las protestas pacíficas que comenzaron a finales de mayo.
La muerte de Ahmet Atakan
Cuando Ahmet Atakan perdió la vida, en la madrugada del martes, participaba en una manifestación que protestaba, entre otras cosas, por la muerte de otro manifestante, Abdullah Cömert, fallecido tras recibir el impacto de un bote de gas lacrimógeno lanzado por la policía el 3 de junio.
Sigue habiendo informes contradictorios sobre las causas de la muerte de Atakan; las autoridades sostienen que se cayó desde un edificio, mientras que algunos testigos presenciales afirman que también fue alcanzado por un bote de gas lacrimógeno. Se ha abierto una investigación sobre la muerte. Amnistía Internacional pide a las autoridades que garanticen que la investigación se lleva a cabo de forma imparcial, efectiva y sin dilación.
Uso indebido de gas lacrimógeno
En respuesta a las protestas iniciadas en mayo, la policía y las fuerzas de seguridad turcas han recurrido a gas lacrimógeno, balas de plástico y agua a presión, que han utilizado de forma excesiva, arbitraria e injustificada para dispersar a los manifestantes.
La Asociación Médica de Turquía ha denunciado que más de 8.000 personas resultaron heridas en los lugares de las manifestaciones. Existen sólidos indicios que apuntan a que tres de las cinco muertes iniciales ligadas a las protestas en el parque Gezi se debieron a un uso abusivo de la fuerza por parte de la policía.
Según información aparecida en los medios de comunicación, la policía turca utilizó 130.000 cartuchos de gas lacrimógeno durante los primeros 20 días de manifestaciones, lo que supuso una gran merma en los 150.000 cartuchos presupuestados en el plan anual de adquisiciones de las fuerzas policiales.
Amnistía Internacional y otras organizaciones denunciaron sobre el terreno el uso indebido de gas lacrimógeno en espacios reducidos, en donde supone un mayor peligro para la salud.
“Han pasado varios meses, y las autoridades turcas aún no han iniciado investigaciones independientes e imparciales sobre el uso generalizado y abusivo de la fuerza por parte de la policía contra manifestantes pacíficos en Estambul y en otras ciudades”, ha declarado Gardner.
“Los socios internacionales –incluidos los de la Unión Europea– deben instar a las autoridades turcas a procesar a los responsables del uso excesivo de la fuerza y garantizar que todos los policías reciben formación adecuada sobre el modo de responder a las protestas pacíficas, en consonancia con lo establecido en las normas internacionales”.
Tratado sobre el Comercio de Armas
Amnistía Internacional ha afirmado que el uso abusivo e ilegítimo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad contra manifestantes también pone de manifiesto la necesidad urgente de una rápida entrada en vigor del Tratado sobre el Comercio de Armas adoptado recientemente, que Turquía firmó el 2 de julio de 2013.
El tratado incluye parámetros para garantizar una evaluación del riesgo antes de conceder una licencia de exportación de armas convencionales, y el artículo 5 alienta a los Estados a que apliquen las disposiciones del tratado a la mayor variedad posible de armas convencionales. En complejas listas de control acordadas en el ámbito internacional, los proyectiles y los dispositivos para su lanzamiento, las sustancias químicas irritantes y los vehículos blindados se consideran armas convencionales. En virtud del artículo 7, la exportación no debe autorizarse si existe un riesgo manifiesto de que las armas se vayan a utilizar para la comisión de graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos.
Además de Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos e India, los siguientes países han suministrado material antidisturbios a Turquía en los últimos años o se han mostrado dispuestos a ello: Bélgica, China, Hong Kong, Israel, Reino Unido y República Checa.