Otra mujer asesinada

Cuaderno de bitácora, primer día del noveno mes de 2024

Estamos desolados. El cadáver de la teniente Campoamor ha aparecido en su camarote con varias heridas de arma blanca, una de ellas en el corazón.

Nave-espacial-de-Luis-Gonzalez-sala-de-mando-900x515 Otra mujer asesinada

Su vecino escuchó ruidos extraños y dio la voz de alarma, pero cuando llegó el equipo de seguridad nada pudieron hacer por ella, salvo avisar al forense de la nave.

La teniente era pareja del vicealmirante Foruna, hombre serio, de pocas palabras, de trato difícil, pero muy profesional. Es el segundo en el escalafón de la nave en lo referente a seguridad. En circunstancias normales él tendría que haber dirigido la patrulla que acudió al aviso. Pero en esta ocasión no le pudieron localizar, está desaparecido y es el principal sospechoso.

Cuando comenzaron su relación nadie entendió muy buen qué hacía la teniente con ese hombre tan complicado, se sabía que había estado con otra mujer y se sospechaba que las cosas no fueron bien entre ellos, hubo rumores pero nada se confirmó; un día ella le abandonó.

Sin embargo, Campoamor vio en él otro hombre que quizás había cambiado, pero por lo visto no fue así.

La nave de exploración de la Federación es bastante grande, entre la tripulación, el personal científico, de mantenimiento y asistencia suman varios miles de personas. Mantener el complejo equilibrio entre todas ellas requiere de una buena organización y respeto por las normas que rigen la convivencia. No suele haber muchos conflictos. Pero hay uno que se repite constantemente.

Estamos en el noveno mes y ya han muerto tres mujeres asesinadas por su parejas, en todos los casos hombres, es una triste realidad pero es así. La violencia física, los asesinatos de mujeres los comenten en su inmensa mayoría los hombres, y es un problema que venimos arrastrando desde el principio de los tiempos.

Las sociedades han avanzado y ahora se tiene mucha más conciencia de este enorme problema, aunque haya gente que lo siga negando o pretendan camuflarlo en el saco de que toda violencia es violencia sin más, pero lo cierto es que los hombres asesinan a las mujeres, a sus parejas, e incluso a sus hijos e hijas en ocasiones.

Es un goteo continuo, sangrante y desolador, y da la sensación de que no hay manera de acabar con esta barbaridad. Pero no debemos desfallecer y combatir este fracaso de la sociedad, de todos. Las leyes y la educación han de ser el camino y en ello se está, pero lo cierto es que se siente una enorme impotencia al ver que estos asesinatos no cesan.

En la nave se han guardado cinco minutos de silencio, en honor a nuestra compañera Campoamor, ella que tanto luchó contra esta lacra y otras que han sufrido y sufren las mujeres. Ella, ejemplo de dignidad, llegó a caer con el más indigno de los hombres, porque bajo la apariencia de una persona que respetaba las leyes y las hacía cumplir enmascaró a un maltratador que no respetaba a su propia compañera.

Los equipos de seguridad están desplegados por toda la nave buscando al sospechoso, se han registrado todos los camarotes, salas comunes, de navegación, de almacenaje, pero no resulta fácil encontrar a alguien que se quiera esconder en un lugar que es un verdadero laberinto, no solo los lugares habitables, también por toda la estructura y sus conductos.

Finalmente, le encontraron en la zona de propulsión de la nave, un lugar restringido al que tenía acceso dada su condición de mando. Estaba sentado en el suelo, con la pistola reglamentaria al lado de su mano derecha, en el bolsillo del pantalón encontraron un cuchillo ensangrentado, se había descerrajado un tiro en la sien, como tantos otros, primero las matan y luego se suicidan.

No hubo dudas, las cámaras de los pasillos le habían detectado saliendo del camarote que compartía con la teniente llevando el mismo cuchillo encontrado en sus pantalones. Las pruebas hubieran condenado sin duda a este miserable, pero el problema seguirá mientras esos hombres sigan basando sus relaciones en sentimientos de posesión y no de respeto mutuo.

El vicealmirante no dejó ninguna nota de suicidio porque los cobardes nunca encontrarán palabras que puedan justificar sus actos.

Luis González Carrillo
Cordobés de nacimiento y comunero al vivir en estas tierras de Madrid desde su infancia. Funcionario de la administración local, redactor de miles de informes y comunicaciones que le han permitido ganar la concreción y claridad necesaria, eliminando todo lo accesorio, para componer poemas con la métrica japonesa del haiku, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, habiendo editado dos libros con estas composiciones, Haikuario y En la frontera; esa misma experiencia, y sus lecturas, le han permitido comentar más de cien libros de novela y ensayo publicados en diversos medios locales. Desde hace dos años, además de seguir con el haiku, viene publicando de manera regular artículos bajo la denominación de Cuaderno de bitácora, en un claro homenaje a la serie Star Trek, consiguiendo un observatorio ideal para expresar sus opiniones sobre el presente, el pasado y el futuro de todo lo que acontece en el mundo natural, político, social o personal.

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