Las autoridades de Moscú han denegado a Amnistía Internacional el permiso para celebrar un pequeño evento cuyo objetivo era poner de relieve el pésimo historial de derechos humanos de Rusia antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi.
El 7 de octubre, coincidiendo con la llegada de la antorcha olímpica a Moscú, Amnistía Internacional lanza una campaña mundial para resaltar los problemas de libertad de expresión que –en franca contradicción con el espíritu olímpico– existen en Rusia.
Para apoyar otros eventos de Amnistía Internacional, se propuso un pequeño acto con 15 activistas en la plaza Pushkin de Moscú y, como exige la ley rusa, se notificó a las autoridades la intención de celebrarlo. Amnistía Internacional propuso además tres ubicaciones alternativas para el acto.
Las autoridades moscovitas contestaron por escrito a la petición afirmando que la plaza Pushkin “no es adecuada para un acto público” puesto que “sería imposible […] garantizar la seguridad” de dicho acto, sin explicar por qué no podía garantizarse la seguridad de 15 personas y sin tener en cuenta las tres ubicaciones alternativas que proponía Amnistía Internacional.
Las autoridades rusas sugirieron que el evento se celebrara en un solitario parque del lejano distrito de Khamovniki.
“¿Por qué las autoridades ni siquiera han tomado en consideración las ubicaciones alternativas propuestas para el acto? Cabe suponer que por objetivo que tratan de conseguir los activistas con el evento: poner de relieve la intolerancia que muestran las autoridades frente a la disidencia”, ha dicho John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
“Es cierto que las autoridades moscovitas han cumplido la ley, pero su sugerencia de que el acto se celebre en uno de los parques menos frecuentados de Moscú refleja el estado de la libertad de expresión y reunión en la Rusia de hoy», añade.
“La reacción de las autoridades nos parece decepcionante y no aceptamos su explicación para no conceder la autorización al acto. Nuestros activistas tienen previsto recurrir la decisión”, concluye John Dalhuisen.
!Ay!, ¡ay! Que poco cambia Rusia desde la Edad Media al hoy, a pesar de haber estado a punto de ser absorbida por los mongoles m/m en el S. XIII y la presión teutónica de Europa y el Occidente; haberse convertido en imperio zarista, haber pasado a Rusia Soviética, luego Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, 2a. superpotencia posterior a la Segunda Guerra Mundial, desmembrada como URSS en 1990 m/m, y adhesión al capitalismo y democracia occidental…pero…todo sigue como igual, en una mentalidad de pasado muy pasado. Me gustaría resucitar al príncipe Alexander Nevsky legendario y mítico idealista de la Gran Madre Rusia, a ver si algo cambia…en el fondo y no meramente en la superficie.