La tragedia de las residencias médicas en Argentina

Roberto M. Cataldi[1]

La conflictividad de las residencias médicas (MIR en España) viene calando hondo desde hace décadas, y hoy revela una situación caótica por distintos factores.

Medicos-Argentina-@123RF-e1752083984980-900x599 La tragedia de las residencias médicas en Argentina

He fundado tres residencias hospitalarias y he sido responsable de dirigir cinco residencias, más allá de mi tarea como catedrático de Medicina Interna y de las jefaturas asistenciales. Pienso que puedo aportar algo de conocimiento y experiencia.

Se trata de un sistema mixto, formativo y laboral, es decir, el médico va capacitándose de «manera tutelada» por profesionales competentes (en lo asistencial y en lo docente), mientras desarrolla un trabajo hospitalario de equipo, con responsabilidades progresivas y programáticas.

De ninguna manera es una beca, pues, la beca es una «subvención para realizar estudios o investigaciones» (RAE), y nada tiene que ver con obligaciones laborales. Hoy los jóvenes colegas argentinos reclaman por sueldos dignos, falta de insumos, horas extras no reconocidas, cansancio cuando no agotamiento laboral (el Burnout no es infrecuente).

Tienen necesidades básicas, como todo ser humano, y quien los contrata no debe subestimarlas, mucho menos ignorarlas.

Pero tanto lo laboral (asistencial) como la enseñanza-aprendizaje (educación médica) están en crisis, al extremo que no son pocos los reclamos de pacientes ni tampoco las manifestaciones de residentes por considerar una formación deficiente.

En efecto, el malestar general es creciente. Al respecto, en medicina no existen las «garantías» que propala el mercado de la salud o cierta institucionalidad, y a menudo lo que se publicita como «excelencia» no suele ser tal o se confunde con «perfeccionamiento».

El Estado ha decidido que ya no tengan los beneficios propios de un trabajo y se conviertan en becarios. Y curiosamente ahora el sistema privado de residencias médicas también afirma que las residencias que ofrece son becas, en consonancia con la nueva y arbitraria disposición.

Es curioso cómo a veces lo privado puede coincidir con lo estatal cuando se trata de defender intereses monetarios. Y no es que les interese la formación integral de los médicos a través de un sistema de educación médica posgraduada, dejemos de lado la hipocresía, porque de ser así, seríamos quizá los primeros en el mundo que revelamos desde todos los ámbito un «altruismo médico-educativo» digno de imitar.

La «realidad real» es otra: ambos sistemas necesitan una mano de obra que cubra las veinticuatro horas los siete días de la semana y que la remuneración sea inferior al de un profesional ya formado… Por eso el nudo gordiano es lo económico, y todo lo demás es pura retórica…

Una diputada nacional, libertaria, que sus intervenciones públicas me provocan vergüenza ajena por su falta de preparación en la delicada función legislativa y carencia de sentido común, en referencia al magro sueldo que reciben los residentes, dijo en los medios: «Pero si no te alcanza, ¿no deberías haber estudiado otra cosa?».

En ningún lugar del mundo un médico residente tiene un estipendio que le permita llevar una vida de ricos, sin embargo se procura que tenga resueltas sus necesidades básicas para quitarle una preocupación, la que puede incidir en su desempeño profesional.

En fin, creo que el sistema revela dificultades en todas partes, pero aquí existe una situación estructural que no fue abordada de manera experta y responsable, donde la fuga hacia adelante o el vamos viendo, fue, ha sido y es una manera de tratar la cuestión, acorde con la idiosincrasia con que se tratan otros problemas que son básicos y vitales, y que por cierto tienen al país sumido en una crisis de nunca acabar.

  1. Prof. Dr. Roberto M. Cataldi Amatriain.
  2. MN 42.169
  3. Doctor en Medicina, Profesor universitario, Director de Residencias médicas.
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