En Brasil, el porcentaje de adultos fumadores ha bajado de forma significativa y el país se posiciona como referente regional en políticas de control del tabaco.
Pero el reto no termina ahí: los esfuerzos se centran ahora en mejorar el acceso a tratamientos, ampliar el apoyo a los familiares de personas dependientes del tabaco y adaptar la estrategia sanitaria a nuevos productos como los cigarrillos electrónicos.
El resultado es una combinación de prevención, terapia y cuidado que merece un análisis en profundidad.

Un panorama alentador
Según el perfil de país de Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2023, la prevalencia del consumo de tabaco entre adultos en Brasil se sitúa en torno al 12,3 por ciento (15,7 % hombres y 9,1 % mujeres).
Además, Brasil ocupa el puesto doce entre los 180 países que evalúan la implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), lo que destaca su compromiso, indica Agência Brasil
Esta reducción ha sido fruto de décadas de políticas de control —como prohibición de publicidad, entornos libres de humo, etiquetado y reforma impositiva— que han sentado las bases del cambio.
Avances médicos y terapéuticos en el tratamiento del tabaquismo
Terapias de sustitución y apoyo conductual
En el ámbito de la terapia, Brasil ha profundizado en la oferta de tratamientos para dejar de fumar.
Los programas públicos de la Instituto Nacional del Cáncer de Brasil (INCA) y del Ministerio de Salud de Brasil integran asesoramiento individual, grupos de apoyo y terapias farmacológicas. Aunque uno de los retos sigue siendo el coste y el acceso: un estudio reciente señala que los «smoking-cessation aids» (ayudas para dejar de fumar) registran un volumen decreciente por el aumento del precio.
La evidencia internacional aplicada en Brasil resalta que los fumadores que lo intentan tienen más posibilidades de éxito cuando participan en intervenciones combinadas — sustitución de nicotina, asesoramiento conductual y seguimiento — en lugar de actuar en solitario.
Atención integral al enfermo y a la familia
El tabaquismo, como se sabe, es causa de enfermedades crónicas como la EPOC, el cáncer de pulmón y las cardiopatías.
En Brasil, el tratamiento de esas patologías relacionadas ha sido reforzado con protocolos que integran el abandono del tabaco como paso imprescindible: por ejemplo, en unidades de oncología y neumología se recomienda el cesar de la exposición al humo como medida co-terapéutica.
Para los familiares de personas dependientes al tabaco, el sistema de salud brasileño promueve campañas de información y talleres de apoyo —por ejemplo, mediante la colaboración de oenegés y los servicios de salud estatales—. Una cita reciente señala que en el estado de Amazonas, el director de la fundación estatal de control del cáncer comentó: «Nos hemos asociado con los departamentos de educación para organizar eventos que promuevan campañas antitabaco con niños, entre otros».
Nuevas tecnologías, nuevos retos
El mercado de productos de tabaco ha evolucionado: en Brasil está prohibida la venta, publicidad, distribución, fabricación e importación de cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado.
Pero se registran advertencias sobre campañas de marketing en redes sociales dirigidas a jóvenes.
Esto plantea dos retos: primero, garantizar el cumplimiento normativo; segundo, abordar terapias de reducción de daño que en otros países se analizan como opción —aunque en Brasil se sigue con precaución.
Un informe de Tobacco Harm Reduction estima que la reducción de daños podría salvar más de 1,3 millones de vidas en las próximas cuatro décadas si se hubiera desplegado con rapidez.
Políticas de salud pública y control estructural
Impuestos, etiquetado y entornos sin humo
Una parte esencial del éxito brasilero ha sido su política de precios y control del acceso al tabaco.
Un estudio señala que un aumento del diez por ciento en los precios de los cigarrillos en Brasil podría retrasar la iniciación del consumo diario en casi dos años y medio.
Las leyes que establecen ambientes libres de humo han demostrado su eficacia. Como recoge otra investigación, el caso brasileño «refuerza el argumento de que la legislación integral sobre entornos sin humo es una herramienta central en la lucha contra el tabaco».
Vigilancia, regulación y control de la industria
La implementación de las medidas del CMCT exige la regulación del contenido del tabaco, la prohibición de publicidad y la vigilancia estricta de la industria tabaquera.
En Brasil se reconoce que «aunque se han alcanzado avances importantes, aún es necesario mantener una postura vigilante frente a la industria del tabaco que está siempre innovando».
El perfil de país de la OMS 2023 resalta que la protección frente al humo de segunda mano aún no cubre todos los espacios públicos y requiere refuerzo.
Diferencias con otros países americanos
En comparación con otros estados de América, Brasil se sitúa entre los más avanzados.
Un artículo reciente subraya que «Brasil y México se destacan como líderes en la lucha contra el tabaquismo en América», y que Brasil cumple con todas las medidas del paquete MPOWER de la OMS, situando su prevalencia en torno al nueve por ciento —aunque esa cifra puede variar según fuente.
Mientras muchos países latinoamericanos aún luchan por implementar medidas completas de prohibición de publicidad, impuestos altos o entornos sin humo, Brasil ha alcanzado un grado de cobertura amplio.
Sin embargo, los desafíos persisten en países de menor ingreso, donde la industria tabacalera busca expandirse con productos de menor coste. En ese sentido, la experiencia brasilera puede ofrecer un modelo replicable, especialmente en aspectos de regulación, tratamiento clínico y alianzas con el sistema educativo y comunitario.
Retos que permanecen y recomendaciones para reforzar el control
Accesibilidad y equidad en el tratamiento
Aunque Brasil ha hecho mucho en materia de control, persisten desigualdades en el acceso a tratamientos de abandono del tabaco —por ejemplo, por zonas rurales, por población indígena o por estados menos desarrollados.
La modernización debe incorporar telemedicina, grupos de apoyo comunitario y garantizar que terapias de sustitución y conductuales lleguen con equidad.
Atención a los jóvenes y nuevas generaciones
La prevalencia entre adolescentes en Brasil es de aproximadamente 5,4 por ciento, ligeramente inferior al promedio mundial.
Pero la amenaza de nuevos productos —vapeo, tabaco calentado, dispositivos electrónicos— exige vigilancia. Las campañas en redes sociales, la educación temprana y la colaboración con escuelas y familias se presentan como estrategias clave, tal como se viene desarrollando en estados como Amazonas.
Integración de la reducción del daño
En muchos países se debate si incorporar estrategias de reducción de daño (THR, por sus siglas en inglés) —como los sistemas de vapeo o productos de nicotina menos dañinos—.
En Brasil el enfoque sigue siendo restrictivo, lo que genera preguntas sobre si se está desaprovechando una vía adicional de salud pública.
Un informe citado plantea esa vía como potencial para salvar millones de vidas, aunque también alerta de los riesgos de incorporación sin regulación adecuada.
Implicaciones para profesionales del periodismo, sociedad civil y padres de alumnos
Para los periodistas especializados en salud, es clave destacar que el control del tabaquismo en Brasil no es sólo cuestión de políticas, sino de tratamientos concretos, de apoyo a la familia, de equidad de acceso y de vigilancia de la industria.
Para las organizaciones sociales, sindicales o medioambientales, la experiencia brasilera ofrece lecciones sobre cómo alinear impuestos, leyes, educación y salud para reducir una carga que afecta tanto al individuo como al sistema sanitario y al medio ambiente.
Para los padres de alumnos, el mensaje es claro: promover entornos libres de humo en la escuela, sumar la familia al apoyo del abandono del tabaco y estar alerta frente a las nuevas formas de consumo de nicotina que pueden captar a los jóvenes.
Como afirma una coordinadora del Instituto Mundial para el Control del Tabaco en Brasil, «la industria del tabaco está siempre innovando». Eso exige que la atención al tabaquismo se actualice: prevención, tratamiento clínico, políticas públicas eficaces y una sociedad comprometida.
Avances notables en la reducción del tabaquismo
Se puede concluir que Brasil ha logrado avances notables en la reducción del tabaquismo, gracias a una estrategia integral que abarca legislación, impuestos, terapias y educación. Sin embargo, el avance terapéutico —acceso igualitario a tratamientos de abandono, atención a familiares y vigilancia frente a nuevas tecnologías— debe intensificarse.
La experiencia brasileña es valiosa para América Latina y para el mundo: muestra que el derecho a la salud puede concretarse en resultados reales si se combinan políticas de control bien diseñadas con atención clínica y comunitaria. Queda por hacer mucho, pero el camino es esperanzador.



