Escrita y dirigida por los españoles Hatem Khratche Ruíz-Zorrilla y Manuel Carballo, llega a España la película Retornados.
No es una de zombis o muertos vivientes, como pudiera parecer a primera vista por el título, sino que hunde sus raíces en la misma problemática insolidaria que vimos por ejemplo en Elysium este mismo año 2013 y que te deja pensando un montón: Ante una situación de crisis, no se puede salvar todo el mundo, sólo los que se lo puedan pagar. En Elysium había que salir de la tierra y llegar a otro universo galáctico, de entrada absolutamente prohibitiva, donde la sanidad, la juventud y la belleza estuvieran garantizadas; en Retornados se trata de encontrar la proteína sintética capaz de curar a quienes han contraído una enfermedad incurable y contagiosa por la sangre. De momento, sólo el que tenga los medios para adquirir en negro las escasísimas dosis del antídoto verde se salvará.
Los enfermos o Retornados forman una especie de sociedad secreta, pues en secreto ha de mantenerse su enfermedad. Sólo así evitarán los ataques de los «normales» que ven en ellos, por el coste de las investigaciones para hallar la citada proteína, un cáncer para la sanidad pública, así como un peligro para la salud de todos. Mejor exterminarlos.
Pero los enfermos o Retornados, quieren vivir y, lejos de ayudarse entre sí, tratarán cada cual de conseguir, por los medios que sea y a cualquier precio, incluido el asesinato, las escasas dosis de proteína humana que aún quedan en las farmacias de los hospitales. Se convierten así en una especie de cocainómanos del altísimo nivel que han de sacar el dinero de donde sea, y ahí se ve qué mansiones, qué profesiones liberales y qué carreras de éxito, en el campo y en la ciudad, se manejan, lo que hace aún más llamativo el curso destructor de la enfermedad, la delación del amigo y otras bellezas de la naturaleza humana que sucumben ante el sálvese quien pueda. Sólo el amor de la pareja parece prevalecer ante tanta ruina.
Hay que decir que esta proteína verde «no sintética» de la que se poseen escasa dosis, en contraposición con la que se busca para todos, se obtiene de los propios enfermos cuando mueren, lo cual es a la vez una ventaja (cada vez hay más muertos) y una desventaja (al ser cada vez más frecuentes los contagios), por eso se investiga en pro de la proteína sintética. La solución llegará por fin, pero tarde, cuando ya hayan caído los que tanto amaban la vida. Sólo quedarán los sueños incumplidos y la venganza por cumplir. Y una incógnita: ¿De dónde saca Kate, esta joven investigadora médica, verdadera protagonista, tanto dinero? Hay un gran interés en los personajes principales a costa de lo que esconden. Siempre parecen tener una carta guardada, tal es el enfoque que pone sobre ellos la cámara y que a veces choca con el interés de sus palabras. Como si por debajo latiera siempre algo más, una segunda intención que a veces aflora y a veces no: ¿de dónde saca Kate el dinero para comprarse, ya viuda y embarazada, la mansión que ambos anhelaban y que no podían tener? Esta faceta misteriosa e intrigante es, sin duda, un gran logro. Lo cierto es que Retornados se ve con mucho interés y deja huella. Un poso de reflexión que persiste aún días después de su contemplación. Y eso es mucho.
El reparto que forman las dos parejas de amigos íntimos son los actores Emily Hampshire, Kris Holden-Ried y Shawn Doyle, canadienses, junto a las españolas Claudia Bassols y Melina Matthews y según me cuentan, se rodó todo en inglés.
Retornados se estrena en España el viernes 15 de noviembre