La mayoría de los consumidores ignora que en la UE se llega a pescar a 1.500 m de profundidad.
Las especies de las profundidades, como el besugo, la cherna o la gallineta, crecen despacio y se reproducen poco, por lo que difícilmente se recuperan de la sobrepesca.
Además, algunas artes de pesca impactan severamente sobre corales y esponjas y generan un elevado número de descartes: hasta el 80% de las capturas son desechadas y arrojadas muertas por la borda.
El próximo martes, 10 de diciembre de 2013, el pleno del Parlamento Europeo votará sobre la pesca de profundidad, y Ocena ha lanzado una campaña para informar a la ciudadanía sobre las consecuencias de no regular la pesca de profundidad en favor del medio ambiente y de protección de las especies marinas.
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