Obama regresa a la era de George W. Bush al no cerrar Guantánamo
El debate público sobre la cárcel que Estados Unidos tiene en la bahía de Guantánamo, Cuba, se recalentó esta semana tras la publicación de un denso artículo redactado por un prisionero, uno de los tantos que hace meses están en huelga de hambre en protesta por su «detención indefinida», escribe Joe Hitchon desde Washington.
La columna fue publicada el lunes 15, pocos días después de que Navi Pillay, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijera que la detención indefinida de los presos de Guantánamo viola el derecho internacional y reclamara el cierre de la prisión.
«Estoy en huelga de hambre desde el 10 de febrero y perdí bastante más de 30 libras (13 kilogramos). No volveré a comer hasta que me devuelvan la dignidad», cuenta Samir Najir al Hasan Moqbel, un yemení detenido desde hace 11 años en Guantánamo, en el artículo publicado por The New York Times.
«No quiero morir aquí, pero hasta que el presidente (Barack) Obama y el presidente de Yemen (Abd Rabbuh Mansur al-Hadi) hagan algo, corro a diario ese riesgo», prosigue.
Moqbel es uno de los 43 reclusos de Guantánamo en huelga de hambre.
La columna, que concentró la atención pública, no se interpreta como una declaración de inocencia, sino como un testimonio de la desesperación que consume a los prisioneros por su detención indefinida.
El artículo también apunta a ejercer presión sobre Obama para que cierre Guantánamo, una promesa hecha en 2009, cuando comenzó su primer mandato. Al presidente le llueven críticas porque la existencia de la prisión ya superó las dos guerras heredadas del gobierno anterior, de George W. Bush (2001-2009).
«Obama incluyó en su plataforma electoral el cierre de Guantánamo y el compromiso de que Estados Unidos respetaría el derecho humanitario internacional, pero no ocurrió nada de esto», dijo a IPS la especialista Susan Hu, del Centro para los Derechos Constitucionales, que representa a algunos de los prisioneros.
«De hecho firmó un decreto en 2009 que promete cerrar la cárcel, pero no ha hecho absolutamente nada al respecto. A pesar de que tiene la potestad de transferir a los presos de Guantánamo, hace dos años que no lo hace y los traslados se detuvieron. Los hombres piensan que es el lugar en el que se quedarán de por vida», añadió.
Hu relató que sus clientes le han dicho en reiteradas oportunidades que están cayendo en la desesperación y llegaron a un punto en que negarse a ingerir alimentos es la única forma de poder expresar su desaliento.
La especialista también fue tajante sobre que la responsabilidad ahora es del presidente Obama.
«Creo que existe un malentendido respecto de que el Congreso (legislativo) es el obstáculo para la liberación de los presos de Guantánamo, cuando, de hecho, es el presidente Obama quien debe ser responsabilizado por no hacer uso de sus potestades», prosiguió Hu.
«La mayoría de las personas que actualmente están en Guantánamo tienen autorización para ser liberadas, y hace seis años que están en esa situación», observó.
«Creo que la única razón por la cual estos hombres no han sido liberados es porque el presidente no está dispuesto a arriesgar su capital político por cerrar Guantánamo», arguyó.
De regreso a la era de George W. Bush
Las críticas quedaron relativamente contenidas durante su primer mandato, pero la situación se agravó luego de que Obama promulgara en enero una ley que, según sus detractores, no hace más que abandonar su promesa de cerrar la polémica cárcel.
La Ley de Autorización de Defensa Nacional prohíbe el traslado de los detenidos en la bahía de Guantánamo a Estados Unidos por cualquier motivo, incluso para ser procesados por un tribunal federal.
También exige al secretario (ministro) de Defensa rigurosos requisitos para repatriar a un preso a su país o reubicarlo en otro.
«Esa ley exige un certificado de todas las agencias involucradas antes de autorizar el traslado (de un recluso) a su país o su liberación», remarcó Hu.
«La ley también prohíbe usar fondos federales para el traslado de reclusos a Estados Unidos, apartándolos de hecho de la justicia federal. Obviamente, eso dificulta la transferencia de presos desde Guantánamo y contribuye a la frustración de los detenidos», explicó.
Antes, el gobierno de Estados Unidos podía trasladar a un preso que se hubiera declarado culpable en un proceso militar y había cumplido su condena. Pero la nueva ley elimina la potestad de alcanzar un acuerdo de culpabilidad o de respetar compromisos de liberar a los detenidos.
Pero Hu subrayó que aún es posible transferir a los presos a sus países de origen y cerrar la prisión, pues Obama todavía tiene la potestad para ello, pese a no haberla ejercido en los últimos dos años.
«Cerró la oficina del Departamento de Estado (cancillería) encargada de reubicar a los presos y no nombró a un funcionario responsable en la Casa Blanca de supervisar el cierre de Guantánamo. Estas son todas cosas que podría hacer ya, pese a las restricciones impuestas por la ley», añadió.
La creciente frustración de los detenidos derivó en la huelga de hambre hace unos meses, y que llevó a funcionarios de la base a naval a alimentarlos a la fuerza. La situación se agravó en marzo, con episodios de violencia entre detenidos y guardias.
«Por lo que escuchamos de nuestros propios clientes, la mayoría de los hombres en (los bloques de la cárcel llamados) Campo Cinco y Campo Seis están en huelga de hambre», dijo Hu.
«Cuando comenzó la huelga en el Campo Seis, participaron todos los hombres salvo dos, o sea unas 120 personas. Pero ahora supimos que son 43. Al parecer, los guardias responden poniéndolos en aislamiento, las mismas condiciones que sufrieron en 2005», relató.
«Es preocupante que las condiciones de detención vuelvan a ser las de la peor época del gobierno de Bush, cuando los presos eran abusados y maltratados», se lamentó.