«Este mundo… no es digno de llevar mis colores»
El suicidio de un activista homosexual en Azerbaiyán está empujando a la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) de este país asiático a redoblar su lucha por los derechos civiles, informa Shahin Abbasov (IPS) desde Baku.
Isa Shakhmarly, presidente de la organización no gubernamental Free LGBT, murió el 22 de enero ahorcándose con la bandera del arco iris, símbolo de la comunidad, en su apartamento de Baku. Tenía 20 años.
En su nota suicida, acusó a la sociedad azerí de llevarlo a sacrificar su vida. «Este mundo… no es digno de llevar mis colores», escribió.
La comunidad LGBT hasta ahora había mantenido un perfil relativamente bajo en la conservadora sociedad azerí. Pero la muerte de Shakhmarly la ha impulsado a iniciar acciones públicas.
El 27 de enero, más de 20 activistas ofrecieron una conferencia de prensa en Baku en la que anunciaron la recolección de firmas para promover un proyecto de ley de protección de las minorías sexuales, además de lanzar una campaña de información y crear una línea telefónica que proveerá consejería psicológica a víctimas de homofobia.
También designaron el 22 de enero como «Día del orgullo de la comunidad LGBT en Azerbaiyán».
La conferencia de prensa fue la primera convocada en Baku por activistas de la comunidad LGBT, y se celebró sin contratiempos. Luego se produjo un acto «flash mob» (actuación relámpago) en el centro de la capital en memoria de Shakhmarly, también sin incidentes.
Los activistas intentan capitalizar el hecho de que Azerbaiyán asumirá en mayo la presidencia del Consejo de Europa, la principal organización regional de derechos humanos, con 47 Estados miembros.
«Aprovecharemos esta oportunidad para exigir más reformas en esta área», dijo Javid Nabiyev, amigo de Shakhmarly y líder de Nefes (Aliento), organización sin fines de lucro de la comunidad LGBT.
El 24 de enero, el relator del Consejo de Europa sobre derechos de LGBT, Robert Bedron, divulgó un comunicado expresando su preocupación por el suicidio de Shakhmarly.
La campaña por los derechos civiles en Azerbaiyán tiene potencial para derivar en una confrontación, al igual que ocurrió en la vecina Georgia en mayo de 2013.
La homosexualidad dejó de ser un delito en Azerbaiyán en 2000, y la Constitución consagra la «igualdad de todas las personas». Pero la mayoría de los azeríes no aceptan las muestras públicas de afecto entre personas del mismo sexo ni la reivindicación de la identidad homosexual. Los clubes para gays no existen en este país.
«No somos aceptados por la sociedad, ni por los padres, ni por los familiares, ni por los vecinos, ni por los compañeros de clase, etcétera…», dijo Nabiyev en la conferencia de prensa. «Algunas personas nos evitan, mientras que otras muestran abierta intolerancia».
Los amigos de Shakhmarly afirman que el joven vivía solo –algo inusual en la sociedad azerí—, ya que su familia no aceptaba su homosexualidad. Su suicidio no parece haber sido resultado de una decisión espontánea. El día anterior a su muerte, pagó todas sus deudas.
Un miembro del parlamento que pidió no ser identificado cree que legislar, como propone la comunidad LGBT, no ayudaría mucho a que esta gane aceptación social. «La ley no puede cambiar la actitud de la gente. Se necesita un mejor trabajo educativo», sostuvo.
La legislación azerí ya está en sintonía «con los estándares europeos (del Consejo de Europa) para la protección de los derechos LGBT», afirmó el parlamentario, quien trabaja en temas sociales.
«No hay necesidad de aprobar una nueva ley», añadió, y pronosticó que el parlamento no estará dispuesto a discutir ningún proyecto sobre el tema.
Los activistas dirigen su frustración hacia la sociedad en general, más que a las autoridades de turno, pero tienen razones para estar preocupados por la actitud del gobierno.
En este país existen varios grupos que reúnen a miembros de la comunidad, pero ninguno ha sido registrado oficialmente como organización no gubernamental, ni siquiera Free LGBT.
Aunque no hay registros oficiales de casos de violencia contra las minorías sexuales, la policía no siempre atiende sus denuncias cuando son víctimas de prejuicios o de acoso, dijo la activista Gulnara Azimzade, de Free LGBT. «Por lo general es inútil, porque la actitud de la policía hacia nosotros es humillante», afirmó.
El gobierno no hizo comentarios sobre la muerte de Shakhmarly ni respondió a las declaraciones de los activistas.
La información de los medios de comunicación sobre el suicidio y los acontecimientos que le siguieron osciló entre la solidaridad con el fallecido y la neutralidad.
Pero el ambiente es diferente en Internet, donde muchos usuarios de foros y redes sociales, en especial creyentes musulmanes, publicaron comentarios homofóbicos contra Shakhmarly y la comunidad LGBT.
La misma hostilidad se percibió en el propio funeral del activista, en el conservador suburbio capitalino de Bina.
Algunos residentes lanzaron piedras contra los amigos de Shakhmarly y sus automóviles. El día anterior, un mulá islámico de Bina había afirmado que el pasado de una persona no podía quitarle el derecho a un entierro.
Pero los activistas insisten en que las piedras y los insultos no los disuadirán. «Isa murió, pero su lucha por la igualdad de todas las personas en Azerbaiyán continúa», dijo Nabiyev.