El consejero de Educación, Cultura y Deporte de Andalucía, Luciano Alonso, ha expresado en Colliure (Francia), donde ha participado en los actos conmemorativos del 75º aniversario de la muerte de Antonio Machado, el deseo de que los restos mortales del poeta regresen a su ciudad natal, a «esos días azules y este sol de la infancia» que él recordaba en sus últimos versos.
«Como andaluz y como consejero de Educación, Cultura y Deporte, me gustaría que volvieran sus restos a Sevilla, a la ciudad que le vio nacer en aquel patio de su autorretrato, con el huerto claro y el limonero de la casa de Alba», ha señalado Alonso.
«Antes, sin embargo, deberíamos recuperar allí definitivamente su recuerdo. Necesitamos que no siga siendo un ilustre extraño entre los vericuetos que llevan hasta la calle de Dueñas, sino uno de los referentes indudables del patrimonio literario sevillano», ha añadido el consejero.
En este mismo sentido, Luciano Alonso ha indicado que «resulta incomprensible que si otra ciudad andaluza como Baeza, donde impartió clases, ha convertido en un emblema local su presencia en dicha población, el nombre de Machado se diluya en el olvido en la ciudad de Luis Cernuda y de Gustavo Adolfo Bécquer, allí donde sus padres llegaron a ver delfines en el Guadalquivir».
Luciano Alonso ha dado las gracias a Colliure, y al pueblo francés en su conjunto, «por acoger a Antonio Machado, por refugiar su sueño eterno y, sobre todo, por mantener su aliento ejemplar, su tumba como un lugar de peregrinación para todos aquellos que persiguen la belleza y que, por lo tanto, también persiguen la justicia».
«Si hoy, 75 años después de su muerte, tanta gente visita a Machado, es porque su espíritu de lucha ha llegado a ser un símbolo de democracia y libertad», ha afirmado. El consejero ha reconocido sentirse orgullo de que Colliure, hoy por hoy, «forme parte del mapa sentimental de Andalucía y sea centro de peregrinación para nuestra memoria democrática».
En su intervención dentro de la jornada de homenaje, Luciano Alonso ha subrayado que para España Machado no sólo representa una de las mayores cumbres literarias de su historia, sino «un símbolo de nuestra memoria histórica, la del hombre comprometido con su tiempo, que se rebeló contra la España de charanga y pandereta, que se compadeció de la malherida España y que no quiso que ninguna de ellas volviera a helarnos el corazón».
El consejero ha evocado así la figura del Antonio Machado que izó la bandera de las libertades y defendió la legitimidad del Gobierno republicano hasta los últimos meses de la Guerra Civil. Y en su nombre, Andalucía ha querido rendir también tributo a muchos otros españoles y andaluces que se vieron abocados al exilio, como María Zambrano, Juan Ramón Jiménez, Manuel de Falla, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Juan Rejano, Francisco Ayala, Adolfo Sánchez Vázquez, etcétera.
Para el titular de Cultura, «el destierro de nuestro poeta fue también el destierro de las libertades, hoy asentadas en nuestro sistema democrático». Y ha instado a rememorar al escritor junto a muchas otras personas cuyos nombres no han pasado a la historia, «pero que contribuyeron a auspiciar aquella España joven de la resistencia contra la dictadura, que fue capaz de decir, con Antonio Machado, «el hoy es malo… pero el mañana es mío».
El valor de la cultura
Luciano Alonso se ha referido igualmente a la preocupación que el escritor sentía por la decadencia de España y a su apuesta por la educación, por la cultura y por la Institución Libre de Enseñanza como remedio para sacar al país de la postración.
En este sentido, y en los también difíciles tiempos actuales, el consejero ha afirmado que «la cultura debe estar en el centro mismo del discurso social y económico de la nueva sociedad, del futuro que entre todos queremos construir, porque es la seña de identidad de nuestra ciudadanía y garantía de libertad». Como decía María Zambrano, amiga de Machado y exiliada como él, «la cultura es el despertar del pueblo», ha recordado Alonso.
Los actos de homenaje a Antonio Machado en Colliure, donde el poeta sevillano murió el 22 de febrero en 1939, pocas semanas después de haber cruzado la frontera francesa y apenas tres días antes del fallecimiento de su madre, han incluido conferencias, lecturas de poemas, visita a los archivos de la fundación que lleva su nombre, un concierto, un espectáculo audiovisual y hasta un repaso por las miles de cartas que desde hace años se reciben en el cementerio de la localidad francesa. También se ha depositado un ramo de flores ante la tumba de Antonio Machado y de su madre, Ana Ruiz.