Melodrama policíaco interpretado magníficamente por actores procedentes del teatro y también noveles, la película alemana ¿Qué nos queda? (que tiene mucho en común con la recientemente estrenada Agosto) es una mirada ácida, una radiografía minuciosa y detallada de las distintas formas de malestar que aquejan a las sociedades desarrolladas; un recorrido por los muchos abismos, y los inevitables secretos, de los miembros de una familia burguesa y acomodada en una situación clásica: reunión de fin de semana a la que cada cual acude con su propia vida a cuestas y sus particulares expectativas.

Cuando están todos reunidos, y ya han saltado las primeras chispas, la madre, maniaca depresiva en tratamiento desde hace muchos años, anuncia que se ha pasado a la medicina alternativa y ha dejado de tomar las medicinas habituales. Los tres hombres –el padre y los dos hijos- reciben la noticia como un mazazo, intercambiando gestos que dan a entender que temen que pueda ocurrir cualquier desgracia…
A partir de ese momento la historia –dirigida por el alemán Hans-Christian Schmid (Requiem, La revelación), que se estrena en los cines españoles el 28 de febrero de 2014- no es tanto la enfermedad de la madre, siempre presente, sino las disfunciones de una sociedad que figura entre las más avanzadas del planeta, nada menos que la del “milagro alemán” escenificado en la sensación de bienestar que rezuma la familia, con su ropa de calidad y el interior de sus casa minimalista y elegante. Pero la imagen no es lo que parece, todos los personajes tienen fallos y cuentas pendientes, entre todos han fabricado la gran mentira en la que viven, sin atreverse a escapar de la tiranía del clan.
Hasta que la más que prevista desaparición de la madre en el bosque –donde encuentran su coche abandonado- les lleva a considerar “lo que queda” (Was bleibt, título original mucho más expresivo que el elegido, con interrogaciones, para el estreno en nuestro país).



